martes, 28 de diciembre de 2010

Jesús el Xto

 
Parece una bobada pero... Jesús el Xto dijo: "Amarás al prójimo como a ti mismo"......... no más y no menos....... no más........ no menos.

En esa justa medida está la clave de las relaciones que tantos quebraderos de cabeza nos producen, la llave para tantas indecisiones....

No hay tú y yo, solamente hay "nosotros". O solamente hay yo que somos todos. O nada de todo eso.

Algunas veces tengo la sensación de que tan solo hay Una Cosa que se hace muchas aunque luego, en cuanto tengo que ir a trabajar (por ejemplo, o a una cena de navidad o...), vuelvo a residir no en la Unidad sino en la Multiplicidad. Y ahí me bato en duelo de vencedores cuando en realidad no hay, nunca hay, semejante cosa.

"No juzgues y no serás juzgado", dijo y qué gran verdad porque es tan solo porque yo juzgo al otro que me siento y "sé" juzgada. Porque está en mi diccionario, porque lo hago. Si no lo hiciera, no existiría, no sabría de qué me están hablando.

Dice tan bien Siddharta en sus Nodos (http://nodos-siddharta.blogspot.com/) que:

"Tao es mi dios,
Jesús el maestro amado,
Zen es el camino"

Antes de descartarlo por nombrar a Jesús que suena a cura y a iglesia, échale un vistazo, suspende el juicio, mira con ojos limpios, sin esquemas mentales... a-lo-mejor-seguro nos encontramos todos en el claro del bosque.

Total, cosas que pienso y sé y siento en el tiempo sagrado (como todos los tiempos) de otro año que comienza.

Yo, y esto no compete a nadie más que  mí misma, me reconozco occidental y norteña en las formas. En la esencia... bueno, la sangre pulsa y el corazón empuja, necesitamos el mismo aire para respirar y nos duelen los mismos dolores...
 
 

lunes, 27 de diciembre de 2010

No te cortes!

 
La música corre por cuenta de un monje zen:  Leonard Cohen, "Hallelujah".

El descubrimiento se lo debo a uno de mis seis hijos reconocidos: Gran Ru, grande y no lo sabe.


viernes, 24 de diciembre de 2010

¿?

   
Si no soy yo ¿quién?

Si no es aquí ¿dónde?

Si no es ahora ¿cuándo?
   (dicen los sufíes)

(Aunque la verdad es que me pregunto muchas veces al cabo del día para qué, para qué, para qué. Y me digo qué más da, qué más da, qué más da... un poco después vuelvo, como vuelvo a la respiración y la postura en el dojo cuando me pierdo, que si no soy yo quién... pero ¡dios mío, lo que cuesta a veces soltar y abandonar algunas cosas!)

martes, 21 de diciembre de 2010

Mujeres que corren con los lobos

  

 
Para cuando perdemos el aliento y nos venimos abajo. Unas y otros.

Merece la pena tenerlo a  mano y en la mano, como todos los libros. Para darlo vueltas, anotarlo, dibujarlo, mirarlo y verlo, pensarlo, sentirlo...

Ahí va un  trocito como botón de muestra, hace crecer el ánimo.

"¿Cuáles son algunos de los síntomas emocionales de una ruptura de la relación con la fuerza salvaje de la psique?

Sentir, pensar o actuar crónicamente de alguna de las maneras que a continuación se describen es haber cortado parcialmente o haber perdido por entero la relación con la psique instintiva más profunda. Utilizando un lenguaje exclusivamente femenino, dichos síntomas son: sentirse extremadamente seca, fatigada, frágil, deprimida, confusa, amordazada, abozalada, apática hasta el extremo. Sentirse asustada, lisiada o débil, falta de inspiración, animación, espiritualidad o significado, avergonzada, crónicamente irritada, voluble, atascada, carente de creatividad, comprimida, enloquecida.

Sentirse impotente, crónicamente dubitativa, temblorosa, bloqueada, e incapaz de seguir adelante, ceder la propia vida creativa a los demás, hacer elecciones que desgastan la vida al margen de los propios ciclos, sobreproteger el yo, sentirse inerte, insegura, vacilante e incapaz de controlar el propio ritmo o de imponerse límites.

No empeñarse en seguir el propio ritmo, sentirse cohibida, lejos del propio Dios o de los propios dioses, estar separada de la propia revivificación, arrastrada hacia la domesticidad, el intelectualismo, el trabajo o la inercia por ser éste el lugar más seguro para alguien que ha perdido sus instintos.

Temor a aventurarse en solitario o revelarse, temor a buscar un mentor, una madre 0 un padre, temor a presentar un trabajo hasta que no se ha conseguido la perfección absoluta, temor a emprender un viaje, temor a interesarse por otro 0 por otros, temor a seguir adelante, huir o venirse abajo, rebajarse ante la autoridad, perder la energía en presencia de proyectos creativos, sentir encogimiento, humillación, angustia, entumecimiento, ansiedad.

Temor a reaccionar con agresividad cuando ya no queda nada más que hacer; temer probar cosas nuevas, enfrentarse con desafíos, hablar claro, oponerse; sentir náuseas, mareos, acidez estomacal, sentirse como cortada por la mitad o asfixiada; mostrarse conciliadora o excesivamente amable, vengarse.

Temor a detenerse o a actuar, contar repetidamente hasta tres sin decidirse a empezar, tener complejo de superioridad, ambivalencia y, sin embargo, estar totalmente capacitada para obrar a pleno rendimiento. Estas rupturas no son una enfermedad de una era o un siglo sino que se convierten en una epidemia en cualquier lugar y momento en que las mujeres estén cautivas, en todas las ocasiones en que la naturaleza salvaje haya caído en una trampa.

Una mujer sana se parece mucho a una loba: robusta, colmada, tan poderosa como la fuerza vital, dadora de vida, consciente de su propio territorio, ingeniosa, leal, en constante movimiento. En cambio, la separación de la naturaleza salvaje provoca que la personalidad de una mujer adelgace, se debilite y adquiera un carácter espectral y fantasmagórico. No estamos hechas para ser unas criaturas enclenques de cabello frágil, incapaces de pegar un salto, de perseguir, dar a luz y crear una vida. Cuando las vidas de las mujeres se quedan estancadas o se llenan de aburrimiento, es hora de que emerja la mujer salvaje; es hora de que la función creadora de la psique inunde el delta.

¿Cómo influye la Mujer Salvaje en las mujeres? Teniéndola a ella por aliada, jefa, modelo y maestra, vemos no a través de dos ojos sino a través de los ojos de la intuición, que tiene muchos. Cuando afirmamos nuestra intuición somos como la noche estrellada: contemplamos el mundo a través de miles de ojos.

La naturaleza salvaje acarrea consigo los fardos de la curación; lleva todo lo que una mujer necesita para ser y saber. Lleva la medicina para todas las cosas. Lleva relatos y sueños, palabras, cantos, signos y símbolos. Es al mismo tiempo el vehículo y el destino.

Unirse a la naturaleza instintiva no significa deshacerse, cambiarlo todo de derecha a izquierda, del blanco al negro, trasladarse del este al oeste, comportarse como una loca o sin control. No significa perder las relaciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos humano. Significa justo lo contrario, ya que la naturaleza salvaje posee una enorme integridad.

Significa establecer un territorio, encontrar la propia manada, estar en el propio cuerpo con certeza y orgullo, cualesquiera que sean los dones y las limitaciones físicas, hablar y actuar en nombre propio, ser consciente y estar en guardia, echar mano de las innatas facultades femeninas de la intuición y la percepción, recuperar los propios ciclos, descubrir qué lugar le corresponde a una, levantarse con dignidad y conservar la mayor conciencia posible."

(Con cariño especial para Gloria. 
Si alguien no puede conseguirlo, el musgo lo tiene: vitarbe@hotmail.com)
 

domingo, 19 de diciembre de 2010

Contemplar la virtud y una receta fácil

 
(De "Cocina Zen", Edward Espe Brown)

Para contemplar la virtud hay que tener la mente tranquila

Cuando empecé a trabajar de cocinero en 1966, desarrollé un mal genio profesional en pocas horas.

Cuando era friegaplatos estaba tranquilo y sereno y cuando los cocineros se salían de sus casillas, me hacía gracia y sentía vergüenza ajena. No entendía cómo los cocineros podían gritar con aquella ira cuando era evidente que no obtenían ningún resultado. "Es una estupidez y es ridículo", me decía a mí mismo, enarcando una ceja. Pues bien, tuve que comerme mis palabras.

A veces las personas que trabajan contigo son demasiado educadas para enfrentarse a ti cuando te comportas mal, pero ya sabes que los demás se han dado cuenta cuando empiezan a reunirse para discutir: "¿Qué vamos a hacer con Ed?" Se necesitaron dos personas para sustituirme como friegaplatos pero eso no me ayudó a relajarme en mi nuevo cargo. "¡Saca esos huevos ahora que están calientes!" aullaba. ¿O es que no tiene que estar todo perfecto? ¿O es que o tienen que poner todos el máximo de su parte para que las cosas salgan bien? A petición de mis compañeros acepté intentar tranquilizarme un poco.

En diciembre de aquel año el Centro Zen compró Tassajara. Como yo ya era un estudiante de zen y tenía más de dos meses de experiencia como cocinero, me ofrecieron el puesto de jefe de cocina del nuevo centro. Fui aprendiendo con el tiempo; además todos sabían que la cocina no estaba muy bien organizada. Me refugié en concentrarme en lo que estaba haciendo: "Cuando laves el arroz, lava el arroz; cuando remuevas la sopa, remueve la sopa..." >>>>>>>
Me di cuenta enseguida de lo que todo cocinero sabe: la comida más o menos se las arregla por sí misma; son las personas las que son difíciles. No hacen lo que tú quieres. No se comportan como a ti te gustaría. No te tratan como te gustaría que te trataran. Te señalan tus errores... una y otra vez. No te aguantan ni a ti ni al repertorio de arreglos que has inventado. No aplauden todos tus actos. No te leen el pensamiento. Es horrible pero tienes que hablar con ellos.

Las mujeres con las que trabajé tenían una tendencia especial a poner en duda mi organización.
- ¿Por qué me hablas así?
- ¿Cómo?
- Como si estuvieras enfadado conmigo por algo. ¿Qué he hecho?
- Mira, no sé ni lo que hago. ¿Por qué no nos dedicamos al trabajo y dejamos de analizar el tono de voz?

A veces llegaban tarde a trabajar, se retrasaban con los descansos y a menudo, cuando los observaba trabajar, no parecían estar presentes en su actividad. No sé qué hacían exactamente pero tardaban un montón en lavar el arroz. Finalmente, un día me quejé al roshi Suzuki. Le conté todos los problemas que tenía con personas que no se comportaban como yo creía que era su deber (si realmente practicaban zen): llegaban tarde, pasaban largos ratos en el baño, cotilleaban, estaban en la luna o no prestaban atención. Le pedí que me aconsejara cómo podía hacer para que todos trabajaran con más atención y vigor.

Me escuchó con atención, como si comprendiera mis dificultades y simpatizara conmigo (es verdad, ya no se encuentra un servicio como el de antes) Cuando terminé mi retahíla de quejas me miró un momento y después dijo:
- Si quieres ver la virtud tienes que tener la mente tranquila.
"Eso no es lo que te había preguntado", pensé para mis adentros, pero no dije nada. Le di tiempo a que me calara. ¿Pensaba pasarme la vida buscando faltas o viendo la virtud? No se me había ocurrido que podía dedicarme a buscar virtudes pero cuando lo dijo el maestro, me pareció obvio.

Un poco después me dijo:
- Cuando cocinas no sólo trabajas con comida. Trabajas contigo mismo. Trabajas con otras personas.
"Pues claro, pensé, es evidente".

Sin tener idea de cómo hacerlo, empecé a intentar "ver la virtud". Cuando le encontraba un fallo a alguien, me recordaba a mi mismo que debía mirar de nuevo, con más atención, con más calma. Empecé a percibir la buena intención básica de la gente, los esfuerzos que hacían, el esfuerzo incluso que requería estar expuesto a las críticas de todos. Empecé a entrever la vulnerabilidad que todos compartimos.

A veces fue incluso cómico. Una vez le pedí a uno que me trajera 18 tazas de alubias de la despensa. Unos veinte minutos después me di cuenta de que no había vuelto. "¿Qué dificultad puede tener ir a buscar 18 tazas de alubias?", me indigné virtuosamente mientras me dirigía a las despensa. Sin embargo, antes de llegar,  me amonesté a mí mismo diciéndome que debía buscar la virtud: ¿Qué sucedía? Pues que allí estaba, separando las alubias, casi una por una, para asegurarse de que no había piedras.

Me entró un arranque de impaciencia pero después pensé: "Bueno, está trabajando a conciencia. ¡Está siendo responsable!" No sé qué le dije, pero al menos mi respuesta se suavizó en comparación con lo que habría podido ser. Algo más elaborado que: "¡Serás idiota!", salió de mis labios y después le expliqué que era más fácil poner las alubias en un plato blanco y después separar las piedras. Así seguramente lo haría más rápido.

Irónicamente, ver la virtud fomenta la virtud. Si queremos sacar lo mejor de los demás, es una ayuda ver lo mejor de ellos. Al poco tiempo incluso podemos reconocer lo bueno de nosotros. Todavía me quedaban un montón de batallas, pero con los años he seguido cultivando mi capacidad de ver la virtud. Mientras nos planteamos una dificultad, ver la virtud puede hacernos transformar el mundo así como a nosotros mismos.

Alubias con ajo y comino
Para 4 personas y en abundancia

1 taza de alubias
5 tazas de agua
1 cucharada de semillas de comino
1 cucharada de aceite de oliva
1 cebolla amarilla, cortada en dados
4 dientes de ajo picados
sal

Comprobar que no haya piedrecitas entre las alubias y después meterlas en un cazo con agua. Dejar en remojo toda la noche o varias horas durante el día. Algunos prefieren cambiar el agua del remojo (dicen que así las alubias provocan menos flatulencia) pero a mí me gusta cocerlas en la misma agua. Tapar y llevar a ebullición, reducir el fuego para que el agua siga hirviendo un poco. De vez en cuando echar un vistazo para comprobar si el agua sigue hirviendo y si no se ha consumido. Las alubias se cuecen en unos 45 minutos en cazuela normal. Como a veces no recuerdo ponerlas en remojo, las cuezo más tiempo, unas 2 horas. Para entonces tendrían que estar blandas.

Moler las semillas de comino en un molinillo de especias o en un molinillo de café dedicado a este uso. Calentar el aceite en una cacerola y sofreír la cebolla varios minutos antes de añadir el ajo y el comino molidos. Cocerlo todo otro minuto más o menos. En cuanto las alubias estén cocidas, añadirles las cebollas (poner unas cucharadas de agua en el fondo de la cacerola para aclarar esos sabores y añadir a las alubias). Salar.
 

viernes, 17 de diciembre de 2010

Estado de alarma

     
Primero cogieron a los comunistas,
y yo no dije nada porque yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí nadie dijo nada porque ellos no eran yo.

(se atribuye, parece ser que erróneamente, a Bertoldt Brecht y hay mil traducciones. Da igual. Blas de Otero lo dijo, en su línea, más que claro: vendrán por ti, vendrán por mí, vendrán por todos... una vez permitimos que empiecen su hambre es insaciable)

Disculpas anticipadas por la longitud de la entrada, es así en el original http://pablolopiz.blogspot.com/  (Turbulencias).

Al final se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo, de cualquier forma habremos contemplado los hechos desde un punto de vista más aparte del que seguramente teníamos.

No comparto la reflexión en su totalidad pero tengo claro que el fascismo amenaza con volver porque las condiciones objetivas se dan igual que se dieron "entonces". De momento estamos en Estado de Alarma. De momento.

(Dolorosamente he discutido sobre esto con casi todos los que me importan. Esta es una forma más amable y silenciosa de explicar parte de lo que sentía y quería decir.)

"Odio escribir sobre los políticos que dicen representarnos, traidores inmundos de la especie humana. Sin embargo, lo real-despreciable se impone en estas horas aciagas. Leo a amigos que aún escriben y se preocupan por la música y por la literatura, por la poesía o la filosofía, por esos espacios extraños, diferidos, en definitiva, respecto de lo real-inevitable. A mí me obsesiona ahora el gesto aquel de René Char, quien se negase a escribir mientras durase el nazismo. La escritura, dijo, no es suficiente.

Sé de la importancia del estilo, del rigor que exige la escritura, de la necesidad de revocar las formas del decir instituido. Sin embargo, hay días en que se impone el hablar claro, el abandono respecto de los juegos retóricos y las teorías. Cioran habla de cómo una noche de insomnio es capaz de destruir el más estable de los sistemas metafísicos. Yo vivo desde hace unos días algo semejante a una larga noche insomne, obsesionado por no cerrar los ojos ante lo que acontece, al terror que ya es y que se avecina.

El Estado de Alarma, hermano menor del Estado de Excepción y del Estado de Sitio, ha sido decretado por el gobierno español el 4 de diciembre de 2010. Gracias a él han quedado bajo poder militar ciertos territorios y más de dos mil ciudadanos hasta hace unos días civiles. La medida, por más constitucional que se diga, no por ello deja de poner en marcha un mecanismo fascista que supone un salto en la modalidad del ejercicio político. Decía Foucault que el fascismo no es un elemento externo a las democracias occidentales, sino precisamente una virtualidad permanente, estructural, intrínseca a nuestro sistema que se puede poner de manifiesto a la menor ocasión. Esa ocasión ya ha tenido lugar. >>>>
He visto en el televisor cómo hordas exaltadas pedían la cabeza de otros ciudadanos y gritaban en favor del despido libre. Al grupo Love of lesbian en concierto arremeter, entre canción y canción, contra los trabajadores. En la panadería a gente que pedía cárcel para aquellos a quienes consideraban responsables de haberles hecho perder un vuelo y unas vacaciones. He tenido que contemplar cómo personas a las que consideraba amigos e incluso compañeros de lucha se batían en contra de trabajadores asediados. Lo había leído en Deleuze y Guattari, y en Reich. El problema del fascismo es un problema de deseo. Son las masas las que desean el fascismo. Y no sólo para los demás, también para sí mismas.

Los militares han entrado en la gestión política del Estado y de los asuntos que sólo atañen a los ciudadanos. Resolverán el problema, no tengáis la menor duda. Ya veremos quién los echa luego. Muchos de vosotros lo habéis fomentado. Vuestras críticas a los controladores aéreos no han sido sino la excusa que el gobierno ha necesitado para dar su golpe de mano. La pregunta la hizo un chaval de apenas dieciséis años en pleno Renacimiento. Spinoza no hizo sino reformularla: ¿por qué lucháis por vuestra servidumbre como si se tratase de vuestra salvación?

Decía Goethe, ya cercano a la muerte, que llevaba ochenta años intentando aprender a leer y que aún no lo había conseguido. Aprender a leer es una tarea que abarca toda la vida. Se lo digo a mis alumnos cada comienzo de curso, que saber lo que pone en un anuncio de coca-cola no es saber leer y que el sistema escolar no les prepara sino en el analfabetismo. Ahora observo sus consecuencias. El gobierno decreta el Estado de Alarma al margen de la ley que lo regula. Apenas es necesario saber juntar las letras para darse cuenta de que el sentido de la ley que define los casos que permiten la declaración de este Estado no se cumple. Sin embargo, los parlamentarios no parecen haberlo percibido. La mayor parte de la ciudadanía no parece haberlo percibido. Nadie parece saber leer.

No hace falta haber leído a Marx, pero es conveniente para entender qué diablos es una huelga, cosa que (a veces creo que deliro) todos parecen haber olvidado. La huelga no es una cuestión de derecho, ni se juega al nivel del derecho. El derecho pertenece a eso que solía llamarse superestructura. La huelga supone una intervención en la infraestructura. Así que eso del derecho de huelga es una estupidez supina. Y el asunto de los servicios mínimos no es más que un modo de desactivar el arma fundamental de los trabajadores frente a las presiones del capital, su potencia de fuga. Así que hablemos de lo que debiera ser obvio, de eso que Vaneigem llamaba banalidades de base. La huelga es un mecanismo que se sitúa en la dimensión descodificada de la lucha de clases, o, si gusta más la jerga nietzscheana, en el espacio inmanente de las fuerzas en conflicto. La huelga supone, llana y simplemente, la supresión de la relación entre explotadores y explotados, y, por tanto, la supresión de la producción de plusvalía que esa relación supone: la auto-supresión del trabajador en tanto que tal. Toda huelga es, necesariamente, eso que ahora llaman huelga salvaje: ruptura de la relación-capital, invención del comunismo. Así que déjense de gilipolleces con la historia esa de que una huelga salvaje es inaceptable y otras chorradas por el estilo. Si les parece inaceptable una huelga salvaje, al menos ya saben una cosa, saben de qué lado están, del lado de los explotadores, del lado del capital y de sus empresas. Sepan también que no me tendrán como amigo.

Pero los controladores aéreos ni siquiera han hecho una huelga, sino que se han acogido a su derecho a la salud. Freud hablaba del malestar de la cultura. La actualidad intensifica de manera exponencial dicho malestar. Gobierna, nos gobierna a través de él. Hoy que se abandona a miles de personas al paro sin subsidios al tiempo que se las responsabiliza de su situación, hoy que se hunde a la población en la precariedad extrema y se la somete al máximo estrés, hoy que para sobrevivir hemos de comer ansiolíticos, somníferos y antidepresivos en cantidades masivas, obligados como estamos a poner nuestra vida entera a trabajar para poder permanecer conectados a un sistema que nos expulsa sin descanso; los controladores aéreos están, sin embargo, impedidos por ley a consumir cualquier tipo de tranquilizante so pena de quedar temporalmente inhabilitados en sus funciones. Al mismo tiempo, el gobierno decreta una ley, otra más, que no es sólo un ataque a sus condiciones de trabajo y de vida, sino un ataque a su dignidad como colectivo y a su integridad como individuos. Hacen uso entonces de su derecho a la salud, en concreto a la salud mental, minada tras meses de ataques injustificados por parte de la empresa y del gobierno. Eso pasa a ser considerado delito de sedición. Pero su malestar es el nuestro, el de todos. Su epidemia de ansiedad nada tiene de sorprendente. Es la misma que sufrimos todos los demás: enfermedades del vacío las llaman. La cuestión es si vamos a seguir sometiéndonos a sus terapias químicas o vamos de una maldita vez a reventar.

A lo largo del 2009 en France Télécom se inicia una ola de suicidios debido a las condiciones draconianas a las que la empresa somete a sus trabajadores. Si mis cálculos no fallan, han sido reconocidos por la empresa 48 suicidios en dos años. Es una opción, la última. En las cárceles se llevan practicando los suicidios y las auto-mutilaciones como formas de resistencia desde hace años. Hay, en los últimos años, una epidemia de gente que, frente a situaciones irresolubles, se quema a lo bonzo. Cuando es la propia vida la que juega en contra de uno mismo y ya no hay afuera, ¿cuál es la solución? ¿Permanecer en el sufrimiento o saltar al precipicio? Los controladores aéreos, creo que muy oportunamente, no han decidido suicidarse: ante una situación vital insostenible, vejados por insultos constantes, persecución de sus hijos en las escuelas, ataques de conocidos y desconocidos, etc., han decidido abandonar sus vidas, sus trabajos, su empresa. El Estado, apoyado por una población fascista, ha sacado al ejército, ha sacado las pistolas y las cárceles. Ha desactivado los únicos mecanismos que tenían, la huelga y el derecho a dejar el puesto de trabajo. Pero aún no han acabado con lo que les mantiene a flote como gremio y como individuos, su unidad como colectivo. Sin embargo, no otro es el objetivo último del Estado en su tarea de destrucción total: arrasar lo común, aislar en una soledad irrevocable, sin apoyo alguno.

¿Saben que los controladores franceses y portugueses se solidarizaron con los españoles, no dejando surcar su espacio aéreo a ningún avión procedente del territorio español mientras el paro durara? ¿Saben que el sindicato de pilotos se solidarizó con el de los controladores aéreos? ¿Saben que otros muchos sindicatos y colectivos europeos e iberoamericanos del ámbito de la aeronáutica han estado al lado de los controladores aéreos españoles y se han avergonzado de la respuesta brutal del Estado Español? Y luego tenemos que escuchar a los estúpidos políticos y a los despreciables empresarios del turismo hablando del deterioro de la marca-españa. España es una mierda, y no por culpa de los controladores, sino por culpa de estas hienas que nunca tienen bastante y a cuya cabeza se encuentra el antiguo colaborador del gobierno de los GAL, el inmundo Rubalcaba, gran ganador de esta debacle política.

¿Saben que el Estado Español, con nuestros impuestos, contrató hace más de un año a una empresa, en concreto a una consultora americana experta en la destrucción de sindicatos? Mckinsey, creo recordar que se llama. Ella ha sido la encargada de planificar lo que desde hace más de un año los controladores vienen sufriendo. Son los mismos que privatizaron Renfe y otras tantas empresas. Luego el trabajo sucio consistente en reventar cualquier posibilidad de convenio colectivo ha recaído en manos de un bufete de abogados experto en estos menesteres y también, por supuesto, pagado con el dinero de las arcas públicas, con nuestro dinero. Su nombre es Cusan-abogados, empresa integrada desde hace un par de meses en la firma internacional KPMG. Son ellos los que han estado llevando en nombre de AENA y del Estado las reuniones con el sindicato USCA: expertos en técnicas que permiten reventar física y psíquicamente al más duro de entre los delegados sindicales. Eso por no hablar de las serias sospechas de que a algunos de los miembros de la anterior cúpula del sindicato les hayan untado de pasta para desactivar cualquier posible brote de antagonismo. Pero las bases asamblearias lograron quitarse de encima a esa cúpula y generar un contexto algo más favorable, gente con menos experiencia pero más honrada. Ahora el gobierno dice explícitamente que va a descabezar al sindicato, que va a arrasar con los delegados sindicales, supuestamente protegidos por ley. Nada dicen al respecto los sindicatos mayoritarios. Ni UGT ni CCOO tullen ni mullen cuando se está persiguiendo de modo explícito a compañeros, ni cuando se arrasa con derechos laborales fundamentales. La fiscalía no duda en participar en la purga. Y, a pesar de todo, la historia no ha terminado. Las asambleas, aunque ahora desactivadas, pueden volver a brotar. Además, hay otros conflictos abiertos. Los pobres son más pobres. La rabia de muchos va en ascenso. Los controladores no están solos. Yo, al menos yo, estoy con ellos.

¿Y vosotros? ¿Vais a permitir que, no ya nuestro gobierno, sino nuestro Estado, pisotee los derechos civiles más básicos de un colectivo de trabajadores? La declaración del Estado de Alarma no va dirigida sólo a los controladores: es un aviso a todos los colectivos, trabajadores o no. La crisis (eso que llaman crisis y que cada vez se demuestra con más claridad que no es más que una recomposición del sistema capitalista para eliminar toda restricción a su proceso de auto-valorización) ha abierto una caja de Pandora que promete tempestades para todos: desatención de las personas más necesitadas, jubilaciones imposibles, recortes sociales: eso es sólo el principio. ¿Qué ocurrirá cuando empiecen, si es que empiezan, las movilizaciones? ¿De verdad creéis que las tasas universitarias sólo subirán en Gran Bretaña? ¿Qué las reformas no van a afectaros? ¿Qué vuestras pequeñas empresas van a sobrevivir? ¿Qué no vais a tener que hacer concesiones para mantener vuestros trabajos? Si están siendo capaces de aplastar la lucha de un colectivo que posee una posición estratégica en el sistema de producción y distribución y que tienen un grado de sindicación y una disciplina de acción inigualable, ¿qué diablos pensáis que van a hacer con vosotros, cuya capacidad de intervención en mínima? ¿Qué vais a hacer? ¿Quemar contenedores? ¿Pegaros con la policía? ¿Agachar la cabeza esperando a que escampe?

Es hora de hablar con los amigos, de crear redes de apoyo mutuo y de resistencia, de prepararse para lo peor, de inventar nuevas formas de lucha y de estudiar las antiguas, de aprender a ser tipos duros, de recuperar la experiencia política que durante los últimos treinta años nos han robado. No hablo de revolución. No soy un iluso. Hablo de resistencia. Es el tiempo de la acción común y de la ruptura. La poesía y la filosofía tienen que retornar a su función olvidada: cambiar la vida."
 

martes, 14 de diciembre de 2010

El dojo de Vitoria-Gasteiz

  

  Una vez estuve en el dojo de Vitoria para una jornada de costura. Es delicado, cálido, acogedor, dulce y muy hermoso. No hizo falta más que levantar levemente la nariz, como hacen las brujas para olfatear peligros o amigos y rápido llegó el aroma tenue de la determinación y la perseverancia acompañado de otros muchos perfumes (que no olores. Los perfumes y aromas son femeninos, los olores pertenecen a lo masculino, según yo).

Me pareció un dojo-kesa: cortado, cosido y contruido con la misma precisión y exquisita atención a los detalles, con la misma mezcla -a partes iguales, ¿o proporcionales?- de sentido práctico, estético y simbólico. Aunque no tengo ni idea de quién o quiénes lo pusieron en pie, es un dojo hecho por mujer.Y eso es sorprendente porque el Zen recuerda más lo masculino o eso me parece. A lo mejor es porque nos han formado y hemos heredado las formas japonesas y no estoy segura de que en Japón existan mujeres;)  parece que todo son hombres hablando con rudeza en el caso improbable de que se dignen hablar en vez de gruñir o usar la katana que es como muy suyo. Ya sé que son estereotipos. Ya sé.

Cada dojo tiene una atmósfera diferente. Se percibe en ellos pero también en sus blog (y los conozco bien porque los visito todos los días), cada uno con su idiosincrasia.

Así que el Comando no se parece al musgo aunque, como hermanos reconocidos, nos demos la mano en muchos aspectos incluido el humor iconoclasta, buenamente ácido, que es el que nos hace reír con carcajadas "malignas".

Apostaría algo a que sé quién hace las entradas de Nakama y al de Cuenca le atraviesa el mejor aire de castilla. Los más serios y ortodoxos de todos son los "másquepalabras"... y así uno por uno.

Vaya!, quería echar una mirada sobre lo femenino en el Zen y al final... Otro día.

(La foto pertenece a su blog http://www.zenvitoria-gasteiz.org/)
   

lunes, 13 de diciembre de 2010

Un bello poema árabe

   
ومن بين خمس عشرة وعشرين فتاة ،
 
فتاة طيبة عشرين إلى خمسة وعشرين ،

والحساب امرأة وثني من خمسة

وعشرين الى ثلاثين ، المباركة هو

الذي يحظى ذلك العصر! والثلاثين

لخمسة وثلاثين لأسباب لا ابتهاج ،

ولكن يمكن تناوله مع الملح

والفلفل. ولكن لخمسة وثلاثين

والأربعين ، والمشي على أعتاب

مدرب. خمسة وأربعين ألف شخص هو

الذي يتحدث كثيرا ، ولعب يدعو

للكلمة. أكملت الدورة في صورة

ضرائب الخرافية عبادة. لخمسة

وخمسين التي تراكمت لديه العديد

من فرص العمل والفقر ، فتاة ، فتاة

وامرأة ، تبلغ من العمر ساحرة ،

الساحرات والخرافية ، في ان يجلب

الشيطان

Qué hermoso, ¿verdad? no os dieron ganar de llorar cuando dice?:
 
 عشرين إلى خمسة

وعشرين ، والحساب طيف امرأة
 
(Cortesía de Pilar Campos)
 

sábado, 11 de diciembre de 2010

Adicción al sufrimiento

 
Es cierto que toda persona "bien construida" tiene desarrolladas aptitudes como el valor, la resistencia a la frustación y otras de la misma familia, para cuando pueda necesitarlas. Pero como todo lo relacionado con el ego, son instrumentos para vivir que no es poco aunque sólo sea eso.

"Sufro, luego existo". Por extraño que pueda parecer el sufrimiento es sumamente adictivo. Es muy fácil llegar a la conclusión inconsciente de que nuestra existencia se justifica por el hecho de tener dificultades que superar, problemas que solucionar y por la cantidad de sufrimiento que podemos aguantar. Eso nos hace "grandes" y obtenemos tantos elogios y simpatías con ello que casi sin querer aprendemos a utilizarlo como moneda de cambio para ser apreciados o compadecidos o comprendidos y disculpados y justificados por nuestra tristeza y cansancio. Y entonces nos acostumbramos tanto a tener tal o cual problema que en el fondo creemos que sin ellos seríamos "nadie". En este mal momento el sufrimiento se acaba de convertir en el indicador de cuánto podemos ser apreciados.

Más adelante, de tanto exhibir nuestra dificil situación y recibir cariño a cambio, nos asusta pensar qué seria de nosotros si no tuviéramos todo eso para mostrar ante los demás o ante nosotros mismos.


Si no tengo problemas ¿de qué voy a hablar?. Muchas de nuestras comunicaciones interpersonales se basan en procurar que los demás comprendan nuestros problemas o en apiadarnos de los suyos. Una actitud sanísima si no fuera porque generalmente nos quedamos atascados en compartir continuamente y sin alivio alguno el mismo asunto una y otra vez.

Tal vez porque en el fondo buscamos que estén de acuerdo con nosotros y nos aprueben. Para muestra, un botón: resulta desesperante que al contar por enésima vez un problema a un amigo esperando que de nuevo te dé la razón, de pronto, no sólo no lo haga sino que encima se le ocurra señalar que a lo mejor te estás agarrando a ello o que cuándo vas a dejar de quejarte y sufrir poniéndole un remedio que suele ser más que evidente por simple.

En conclusión: es importante evitar rebozarnos en el barro de las dificultades y es importante evitar exhibirnos engalanados con ellas, ante nosotros mismos y los demás como si fueran medallas de guerra, nuestra mejor ropa, nuestras mejores plumas de pavo real.

Al fin y al cabo lo que nos hace libres no es la historia trágica que haya sucedido en nosotros sino qué hacemos con ella.

¿Vender sufrimiento sufriendo todos los días de esta preciosa vida?!

:(((
  

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Zen y acupuntura: publicidad indebida

    
Una buena nevada que normalmente debería haber cubierto de silencio el chirrido de mi ruido interno. Y no lo logró.

Un par de días por delante sin trabajo ni excesivas obligaciones sociales pese a que casi es navidad y parece que hay que ponerse a cenar a todas las horas, incluidas las diurnas, como si lo fueran a prohibir. Y no me animó ni una pizquita diminuta de nada.

Y desmotivada, sin ilusión, sin sal, sin "ver" y encima a lo tonto y a lo bobo, sin ningún motivo de peso excepto mi propia ñoñería....

Y no era día de dojo que me salvara la vida como hace siempre sin faltar a su palabra ni una sola vez.

Sólo me quedaba una magia de las grandes -reales y verdaderas- que convocar porque yo sola no conseguía remontar (las cosas como son y aunque no me gusten). Llamo al centro de acupuntura (que en este caso es muiso pero que en cuenca es ramóno teddy en madrid y koldo en bilbao) para ponerme unas agujitas como antenas al cielo que me devuelvan a lo grande, lo hermoso, la alegría... en definitiva lo que me es propio y a lo que tengo pocas ganas de renunciar (que para eso me pertenece)....... me las pone y

veinte minutos más tarde el universo y yo volvemos a ser un poco más uno que dos, un poco mejor que peor o sea, lo normal que debería ser para todos todo el tiempo.

Es que no me puedo (ni quiero) callar sin recomendar tanto zazen como acupuntura cada cosa con su ritmo y sin abandono, cada cosa para su función.
 

sábado, 4 de diciembre de 2010

Tolerancia

 
"La tolerancia es un pacto perverso en el que cada parte renuncia a la pasión pública de sus razones y las convierte en estólidas e impenetrables convicciones, o sea en verdades encerradas en un ghetto, a cambio de una paz que no es concordia sino claudicante empecinamiento y ensimismada cerrazón.

Ante lo que inevitablemente ha de sentirse como sinrazón ajena cabe moverse, en todo caso, entre una impaciente indulgencia y una paciente agitación, nunca pararse en esa indiferencia o desdén definitivo que es la tolerancia. "
(Vendrán más años malos y nos harán más ciegos de Rafael Sánchez Ferlosio, pg.139)

Habrá que pensar un poco por si acaso la tolerancia no fuera tan buena como creemos, por si después de todo no sirviera al progreso del ser humano  que no siempre tiene que ver ni va parejo con el tecnológico (y digo tecnológico, no científico).


Que pudiera ser que no sea lo mismo tolerancia que respeto y que el respeto no tiene por qué expresarse siempre con silencio.


La tolerancia se ejerce desde una posición de superioridad, como si tratáramos al otro como a un niño con quien no se pudiera entablar un debate por carecer, en nuestra opinión, de las cualidades necesarias.  El respeto, muy al contrario, permite y arropa el intercambio y la comunicación de la misma forma amable que la ausencia de ellas.


El respeto solamente se da entre iguales que así se consideran mututamente. La tolerancia implica una desigualdad indigna impuesta unilateralmente por el que tolera. El respeto valora y aprecia aunque no comparta. La tolerancia desprecia aunque sea de una forma muy sutil. Se puede sentir.


Esta distinción se advierte con claridad en la tradición zen. No es tolerante con según qué cosas (y de eso tenemos experiencia todos) y profundamente respetuoso sin embargo. Porque el zen, como la vida y la naturaleza, se atiene a lo que ES y no a la razón tan solo. Atiende y se pone de acuerdo con la Realidad en todas sus manifestaciones. O eso creo y hasta ahí me "llego".
 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Los 12 innen

 
(esto nos pasa y así funcionamos de segundo en segundo y ciclo a ciclo)  

Los 12 innen, doce causas interdependientes o la producción condicionada es el mecanismo que pone en marcha nuestro condicionamiento. En la rueda de Samsara cada una de las doce causas esta simbolizada por una imagen (que bien vista y mirada explica de todo y más):



1. El primer lazo lo simboliza una imagen de un ciego que avanza dificultosamente con el bastón.
La primera causa de nuestra aparición en el mundo es la ignorancia (avidya). La ignorancia de nuestra verdadera naturaleza nos protege en las existencias cíclicas. La ignorancia es la ignorancia de la realidad de nuestra propia existencia, a la que también se añade la de la relación entre las causas y sus efectos, es decir la incomprensión de la ley del karma. Sin embargo, hay otro significado para el termino avijja o avidya, menos utilizado: lo “imposible de conocer” con las capacidades mentales de las que estamos provistos. El Buda explica a menudo que es un error pretender ocuparse de lo que es inaccesible para la mente, a saber, el origen de la vida. Nadie puede comprender el origen de las tendencias ni de las causas que condicionan la existencia. El Buda considera todas las especulaciones sobre este tema “inútiles, perniciosas y meros obstáculos a la única urgencia del ser humano, a saber su liberación (del sufrimiento)”. Así que no hay necesidad de ocuparse de ello, porque nadie conseguirá nunca entenderlo.

2. En el seno de lo “imposible de conocer”, de esta ignorancia aparece lo que llamamos acción (mental) (segundo lazo). En este estado se trata, de hecho, de la intención de la acción. Algo se mueve en el seno de la conciencia impersonal y aparece el pensamiento. Esta acción, esta intención se representa en la rueda como un alfarero que amontona de cualquier manera a su alrededor los objetos a los que da forma. Al aparecer en el seno de lo “imposible de conocer”, de la conciencia impersonal, las intenciones mentales van a transformarse después en acción (karma), realizada por el grupo de los skandhas. La intención engendra karma. Si esta intención no se satisface, no se puede concretar en acción (llegar a la existencia), se “almacenará” en la conciencia impersonal, conciencia-memoria, conciencia-deposito y surgirá un día, en otra existencia, asociada a otras intenciones y a otros karmas.

3. Para que esta intención, este deseo de existencia, se concrete, tiene que estar provisto de conciencia. Es la aparición de la conciencia de un “yo” (tercer lazo). La intención es la afirmación de una voluntad, de un deseo, de un “yo” asociado a recuerdos, cualidades y atributos que participan en la elaboración de un nuevo grupo de agregados y los movilizan en la acción. Esta conciencia es una conciencia primitiva, individual, focalizada en la realización de la intención, del deseo de existencia. Se representa como un mono pequeño que salta de ventana en ventana – hay seis, los seis sentidos – en el interior de una habitación o saltando en un árbol del que cuelgan seis apetitosos frutos.

4. En el momento de la aparición de la intención y de la conciencia “personal” se manifiestan simultáneamente el nombre y la forma (cuarto lazo). La forma es el elemento físico, es decir el cuerpo, mientras que el nombre concierne más bien a los otros cuatro agregados, sensaciones, percepciones, función mental y conciencia individual (el ego: lo que cogemos para nosotros).

La imagen: la conciencia es el patrón de la tripulación de un barco que navega por el océano de la vida, acompañada de otros cuatro pasajeros-skandhas. Son las existencias que aparecen en el samsara y que están condicionadas por sus leyes.

5. Cada existencia, así manifestada por un nombre y una forma, esta dotada de seis órganos-facultades para asegurar la relación con el mundo interior y exterior. Son las seis esferas de los sentidos (quinto lazo). Está el ojo, la oreja, la boca, la nariz, el tacto y la función mental en sí, es decir la capacidad de pensar. Las seis esferas están representadas por casas con las ventanas abiertas.

6. Este nombre y esta forma (estos cinco agregados) dotados de estos seis sentidos, reaccionan en relación con el mundo exterior (los objetos de los sentidos) y con el mundo interior (el cuerpo en si mismo y lo que siente) por el contacto (sexto lazo del condicionamiento) que se establece con los objetos. Tiene que haber contacto de los sentidos con las formas exteriores o interiores para que se produzca algo como reacción.

7. Por el contacto con las cosas y los objetos se condicionan las sensaciones, las emociones y los sentimientos (séptimo lazo) que son las reacciones a los estímulos de todo tipo, organizados por el cerebro y que llegan a la conciencia personal por las puertas de los sentidos. A este nivel aparece la elección o el rechazo, es decir el dualismo del que surge el sufrimiento. A partir del momento en el que la sensación es agradable, el grupo de skandhas va a desear, va a intentar renovar la experiencia que está en el origen de ello y al final intenta apropiarse del objeto, origen del placer: “Quiero eso para quedar satisfecho”. Si la sensación es mala, los skandhas van a apartar, rechazar. Es muy binario. Si o no, como un programa de ordenador. Por supuesto, entre los deseos también están los que satisfacen las necesidades naturales del grupo de skandhas (comer, dormir, reproducirse, etc.). pero de lo que estamos hablando es más bien la sed, e incluso la sed de tener sed. El ser humano esta hecho de tal manera que siempre tiene sed de existencia (hambre de sensación, ésa es la razón por la que reencarnamos, dicen los tibetanos). Está totalmente sometido a Mara. Y así aparece el apego.

8. La sed, el deseo o el apego (octavo lazo). Cuando se ve o se percibe un objeto, en la conciencia hay una asociación con recuerdos almacenados en la memoria. Ese recuerdo, unido al contacto entre el órgano y su objeto, engendra una reacción, la sensación. Según sea agradable o desagradable (o neutra), se crea el deseo de ir o no hacia el objeto del contacto, el deseo de poseerlo o de rechazarlo. La repetición de esta reacción esta en la base del proceso de apego. La imagen que representa el deseo es la de un hombre que bebe.

9. Evidentemente para que haya placer y satisfacción hay que obtener el objeto del deseo. Así que, con el noveno lazo, hay apropiación, posesión. Es la obtención del objeto de deseo. En algunas ruedas se ve una pareja entrelazada. En otras, el artista más pudoroso ha dibujado a un hombre que recolecta frutos de un árbol.

10. A este nivel toma su forma visible a la acción, el karma. Una vez que ha habido apropiación, posesión, hay entrada en la existencia (de los cinco agregados). La existencia o el deseo de existencia aparece en tanto que resultado de potencialidades diversas, agrupación (agregación) de recuerdos, de huellas kármicas, de intenciones fracasadas, de combinaciones de calidades y de particularidades. Todo ello da su carácter a la acción, al objeto, al ser en gestación. Es el décimo lazo, representado por una mujer embarazada.

11. Y se produce el nacimiento (undécimo lazo), aparición en el mundo de los fenómenos de esta acción o de esta nueva fórmula o combinación de agregados que obedece a la ley de causalidad y de permanencia condicionada por el mecanismo del samsara.

12. ¿Qué encontramos tras el nacimiento? La vida, por supuesto, e, inexorablemente, la vejez y la muerte., duodécimo y último eslabón de esta producción concidionada. Y se cierra el círculo. Por la muerte volvemos a la ignorancia o a lo no-conocible y a lo que nos parece incomprensible (a veces también injusto).

El proceso de samsara es un proceso sin fin, es decir que los skandhas aparecen y desaparecen sin cesar, navegando a ciegas por este largo río nada tranquilo. Tomando distancia comprendéis que el samsara es como un río, como una película. Si comprendéis la relación de lo que sucede entre vosotros y el samsara, veis vuestra vida y todas la demás vidas como un sueño. Comprender esta relación depende de la orientación de la mirada de la conciencia personal. Cuando la conciencia personal mira el interior del funcionamiento de su propio mecanismo, naturalmente se crece a la comprensión de la irrealidad del samsara y se produce el desapego de esa ilusión. La conciencia individual deja entonces de estar fascinada por los objetos del mundo y recupera sin mayor esfuerzo el camino de su identidad original, recuperando la unidad con lo universal.

(Guy Mercier en: Enseñanza Budica – Zen templo la Gendronnière)

Por cierto: el texto no dice cuáles son las imagenes 6, 7, 11 y 12....
como siempre, por jugar y aprender jugando: ¿Sabéis cuáles son?

(El Musgo promete dar públicamente la enhorabuena a los ganadores)
    
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