Mi compañero de toda la vida dice que somos mayores, pero no mayores de mayores sino de viejos. Y antes de creerle del todo me pregunto (según la costumbre que tiene mi tribu de ponerlo todo en duda antes de aceptarlo como verdad verdadera) si será verdad o solamente una verdad a medias que exige reparaciones y matices. Y me respondo que no si no fuera porque..........
ANTES
Leía en cualquier momento, lugar y circunstancia.
Coloreaba dibujos.
Andaba, corría, nadaba, chapoteaba charcos, hacía saltar la plata.
Aprovechaba el tiempo en que la casa se vaciaba de unos y de otros y ponía música alta y en alto para bailar con los brazos arriba, peinando el viento, saltando olas, chillando a gritos con las gaviotas porque todo sucedía en el tiempo de un latido y por eso era eterno y por eso era infinito.
Salía con el simple y barato propósito de ver y mirar y contemplar y admirar y obtener a cambio de nada más que una mirada, escaparates y tiendas y flujo y ventas y gente y aire y almas.
Tertulieaba, con todo el que sin querer me encontraba, tiempo y más tiempo, sin cuidado, porque por aquel tiempo el tiempo era gratis y abundaba.
Me acercaba cada mañana al café de siempre, elegía una mesa y abría el cuaderno para escribir cosas que nunca se publicarían, ni iba a hacer falta. Y si después de un rato, si no se me ocurría nada, abriría a un periódico, debatiría con sus palabras con la única finalidad de ponerme de acuerdo conmigo misma y terminar ordenada.
Cada siete días cambiaba sábanas.
Cada quince ponía en agua flores de temporada.
Cada mes, sangraba y me refrescaba.
Cada año auguraba el año y lo celebraba.
Sigo diciendo que Ricardo Siri Liniers es uno de los grandes, búscalo en fb