miércoles, 15 de octubre de 2014

La Comodidad, nuestro único dios


La raza humana ha sido creadora de miles de dioses a través de la historia. Los hemos inventado para explicarnos el amanecer y la lluvia, el misterio de la concepción; y hemos llegado tan lejos como crearlos para el control de los esclavos y justificar genocidios.

No importa la cantidad de dioses y seres mágicos en los que creamos, existe uno en especial que es único para todas las personas de cualquier cultura.

Este dios es ubicuo, súper poderoso y dirige nuestra mente desde el nacimiento. Toda nuestra civilización está basada en su adoración.

Por si nunca lo habías pensado, La Comodidad es nuestro dios único y el motor de todas nuestras búsquedas.

Hacemos lo que sea por honrar su nombre. Creamos ciudades más grandes, autos más veloces, gadgets con mejores juegos y somos capaces de matar por conseguir una casa más agradable.

Ahora, que no se malinterprete. Adorar a La Comodidad no tiene nada de malo. De hecho, debemos estar agradecidos a que vivimos para ella. Eso ha impulsado la ciencia, las comunicaciones, las obras públicas y saca lo mejor del espíritu humano.

Con tal de alcanzarla, hemos empujado la ingeniería a extremos que jamás hubiéramos imaginado. Hemos transformado el ecosistema a nuestra conveniencia. Sabemos que con esfuerzo, estudio y trabajo en la vida, nos espera La Comodidad en su nirvana.

Nuestro Único Dios es bueno para nuestra especie y debemos seguir cimentando sus templos por todo el tiempo que sea posible.

Sin embargo existe un lado oscuro. Así como adorar a La Comodidad es positivo para la raza humana, tiene cualidades devastadoras para un individuo.

Nuestro Único Demonio

En la cultura occidental nacemos y somos educados para adorar La Comodidad como credo y estilo de vida. Si pudiera resumir la educación familiar a una frase, sería: "Tienes que estudiar para tener un buen empleo y que puedas comprar muchas cosas. Sólo estas cosas pueden llevarte a la tranquilidad y confort, al Cielo."

La Comodidad es muy atractiva. Tanto que una vez que la experimentamos corremos el riesgo de volvernos adictos a ella.

Sentirnos demasiado cómodos con lo que somos y tenemos es lo que nos hace estancarnos y, así, detenemos el desarrollo personal.

Haciendo memoria, ¿cuántas cosas has dejado de hacer por no querer salir del templo a La Comodidad?

Una vez que probamos sus enseñanzas, nos estacionamos en el mismo lugar y nos aterra salir de esa área en la que las cosas funcionan tan cómodamente, que dejamos de buscar.

Olvidamos cuestionar la realidad, hallar nuevas maneras de resolver problemas y la innovación se deja a personas con más agallas. Al fin y al cabo, YO estoy cómodo.

En el budismo decimos que debemos estar en paz con lo que somos. Aceptar nuestros logros y, en el proceso, también el pasado. Aprendemos a estar tranquilos con lo que tenemos… Pero eso no significa que el hambre por el conocimiento y por mejorar se detengan.

Lo que hacemos es saber el terreno que pisamos, aceptamos las cosas como son; y entonces nos movemos hacia adelante, sin estar obsesionados con el resultado.

¿Cómo salir del ciclo de adoración a La Comodidad?

La respuesta es simple, aunque no fácil de aplicar. Debemos entender que todo en la vida es impermanente y, a la vez, cuestionar todo. Esa comodidad que disfrutamos se terminará. 

Toda esta maquinaria de confort de la que disfrutas llegará a su fin. ¿Y entonces? 



2 comentarios :

  1. Saber
    Querer
    Osar
    Callar........

    ResponderEliminar
  2. Entiendo que este es el sitio no oficial.
    Batiburrillo loco de psicólogos .
    es esto Zen?
    y no soy un robot, carajo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...