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jueves, 1 de octubre de 2009
Donde los espíritus se saludan
Porque tantas veces necesitamos cosas o queremos ofrecerlas.
O reflexionamos y queremos hacerlo en alto.
O porque nos sentimos extranjeros en tierra extraña de vez en cuando.
O queremos reírnos con los nuestros o de los nuestros.
O porque vimos una película o nos conmovió un libro.
O nos contaron un juego divertido o encontramos por ahí una página interesante y repleta de ideas...
O porque tenemos un proyecto que no podemos hacer solos.
O por un momento de duda, de miedo, de aburrimiento, de soledad...
O porque ¿qué demonios quiere decir mushotoku, shikantaza, kesa...? y alguien lo sabe y lo sabe decir y quiere responder.
En definitiva: para compartir nuestras cosas, nuestras noticias y descubrimientos y, sobre todo, sentirnos arropados cuando arrecia el frío.
No es que sea sólo para la gente del dojo, pero casi. Para cualquiera que haya pasado por él; para los que llegarán en el futuro y para quienes lo mantienen en el presente. Que sea nuestro espacio íntimo y privado. Ese lugar al que vas sabiendo que, aunque llegues solo, encontrarás amigos y saldrás alegre. Amigos con quienes no hace falta fingir ser mejor y tampoco peor. Ojalá aquí podamos pedir lo que necesitamos y regalar lo que tenemos. Ojalá que pueda ser como una cálida taberna en noche de tormenta, donde la risa vuele de corazón en corazón y la música mueva los pies.
Todo eso y todo lo demás y más.
Donde los espíritus se saludan
Porque tantas veces necesitamos cosas o queremos ofrecerlas.
O reflexionamos y queremos hacerlo en alto.
O porque nos sentimos extranjeros en tierra extraña de vez en cuando.
O queremos reírnos con los nuestros o de los nuestros.
O porque vimos una película o nos conmovió un libro.
O nos contaron un juego divertido o encontramos por ahí una página interesante y repleta de ideas...
O porque tenemos un proyecto que no podemos hacer solos.
O por un momento de duda, de miedo, de aburrimiento, de soledad...
O porque ¿qué demonios quiere decir mushotoku, shikantaza, kesa...? y alguien lo sabe y lo sabe decir y quiere responder.
En definitiva: para compartir nuestras cosas, nuestras noticias y descubrimientos y, sobre todo, sentirnos arropados cuando arrecia el frío.
No es que sea sólo para la gente del dojo, pero casi. Para cualquiera que haya pasado por él; para los que llegarán en el futuro y para quienes lo mantienen en el presente. Que sea nuestro espacio íntimo y privado. Ese lugar al que vas sabiendo que, aunque llegues solo, encontrarás amigos y saldrás alegre. Amigos con quienes no hace falta fingir ser mejor y tampoco peor. Ojalá aquí podamos pedir lo que necesitamos y regalar lo que tenemos. Ojalá que pueda ser como una cálida taberna en noche de tormenta, donde la risa vuele de corazón en corazón y la música mueva los pies.
Todo eso y todo lo demás y más.