jueves, 29 de diciembre de 2011

Bussho Kapila para un susshi de morcilla

  

Sutra de la comida 
Bussho Kapila 

Buda nació en Kapila
Tuvo el satori en Nagada
Enseñó en Harana
Entró en el nirvana en Kuchira
Los cuencos del Tathagatha (el Perfecto)
ahora los abrimos.

Que podamos, junto a todos los seres, alcanzar el nirvana y despojarnos de las tres manchas.

La pureza universal del Buda Vairocana
La forma universal del Buda Vairocana
Todos los fenómenos son Buda;
El Buda Maitreya que nacerá en el futuro,
Todos los Budas pasados, presentes y futuros en las diez direcciones
El dharma y la comunidad de los monjes
El Gran Bodhisattva de la Sabiduría, Manjusri
El Gran y Perfecto Bodhisattva Samantabhadra
Avalokitesvara, el Bodhisattva del amor universal
Todos los Bodhisattva y los Patriarcas.

El Sutra de la Sabiduría que va más allá

1º. Mi reconocimiento va a todos los seres que contribuyeron a darme este alimento
2º. Recibo este don de alimento considerando mis imperfecciones
3º. Detener la cólera y los deseos es la verdadera religión
4º. Este alimento debe tomarse como un medicamento para la salud del cuerpo
5º. Tomo este alimento para perfeccionarme en la Vía

A vosotros, todos los muertos y todas las existencias animales (pretas) ahora os ofrezco este alimento.
Que se expanda en todo el universo.
Espero comer con vosotros.
Para el Buda, para el Dharma y para la Shanga.
Para la sociedad y la humanidad entera.
Para los inocentes y aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos.
Para todas las existencias del universo, que este alimento se ofrezca y se coma.

La primera cucharada es para cortar el mal.
La segunda es para practicar el bien.
La tercera para ayudar a todos los seres.

Juntos seguiremos la Vía de Buda.
Lavo este cuenco con agua.
Sabe a néctar celeste.
Se la ofrezco a todos los muertos.
Que les sirva de alimento.
Que les quite la sed como el rocío de la mañana.

Susshi de morcilla



El material usado:
- Colador
- Cazuela
- Batidora y su vaso

Los ingredientes:
- Morcilla de Burgos Ríos
- Alga nori
- Mango
- Pera (lo más dulce posible)
- Manzana (lo más ácida posible)
- Jengibre
- Miel de flores
- Maizena
- Agua

El proceso:
Lo primero que hemos de hacer es sacar la morcilla de su tripa y desmigarla todo lo que podamos. Esta morcilla será lo que sustituya al arroz del sushi, así que cuanto más desmenuzada esté, mejor.

El siguiente paso es preparar las frutas. Unos bastones de mango, unos bastones de manzana y un puré de pera. Todas las frutas peladas, por favor, dado que eso hará más agradable la experiencia.

Una vez hecho esto, prepararemos la salsa en la que mojaremos nuestro sushi. Puré de pera, agua, una buena cucharada sopera de miel de flores y jengibre al gusto. Esta mezcla la dejaremos hirviendo y reduciéndose. La batiremos, colaremos, y la volveremos a echar en la cacerola junto con un vasito de agua fría y maizena. Dejaremos que espese y la serviremos a parte.

Ya sólo queda montar el sushi, y es mucho más fácil de lo que podría parecer. Ponemos una lámina de alga nori en una tabla de cortar (aunque lo más "correcto" sería hacerlo sobre una esterilla de sushi) y echamos la morcilla desmenuzada. La extendemos lo mejor y más uniformemente que podamos sobre el alga (uno de los lados tiene que quedar despejado un par de centímetros para poder cerrar el rollito) y repartimos en dos hileras los bastoncitos de mango y manzana.

Enrollamos cuidadosamente el alga, y el trozo que quedaba sin morcilla, lo pegaremos al rollo con un poquito de vinagre (al menos es lo que he usado...)

La finalización:
Cuando tengamos hecho el rollito, lo cortaremos en porciones de dos centímetros aproximadamente y lo serviremos en un plato. Acompañaremos de la salsa previamente reservada...y a disfrutar.

¿Y cuál es la sensación?
Esta receta nos daba "un poco de miedo" por el alga nori. No teníamos muy claro cómo iba a reaccionar la morcilla y no la incluímos en la cata que realizamos. Era todo un misterio y al final ha salido bien.

La experiencia de comer un sushi de morcilla es muy completa. Según entra en boca, lo primero que notas es la salsa de pera, miel y jengibre. De repente aparece el sabor a pescado del alga. Según vas masticando, aparece el crujiente de la manzana con su acidez, la dulzura y lo blandito del mango y, finalmente, cuando crees que ya nada más puede sorprenderte, un arrasador sabor a morcilla.

Si después de esto no te animas a comerlo...llámanos y nosotros lo haremos por tí :)............ dice La cocina del mapache feliz.

Buen provecho!!!

lunes, 26 de diciembre de 2011

Solsticio de Invierno


San Juan de Invierno.

Aquello que es adorado como luz inaccesible no es luz material, cuyo opuesto es la oscuridad, sino la luz absolutamente simple e infinita en la que la oscuridad es luz infinita.

Nicolás de Cusa

viernes, 23 de diciembre de 2011

Murasaki Shikibu



Cortesía de JesúsQG (Qi Gong) que tiene sensibilidad suficiente y sobrada para encontrarlo, reconocerlo y difundirlo. 


Contiene más de un descubrimiento en este tiempo al que parece que le estorba lo sutil y lo exquisito. Cuando parece que se desprecia el misterio.


viernes, 16 de diciembre de 2011

Amarás al prójimo

  
... como a ti mismo.

No dijo: Ama a tu prójimo más (+) que a ti mismo.

No dijo: Ama a tu prójimo menos (-)que a ti mismo.

Dijo lo que dijo y es de suponer que dijo lo que quiso decir exactamente. No se entiende otra cosa en un maestro. Aquí los únicos que tenemos derecho a equivocarnos y a decir cosas distintas de las que queremos decir somos los aprendices que todavía no tenemos buen manejo de los medios hábiles y tampoco conocimiento verdadero y ajustado que transmitir.


No más.








No menos.




Que demasiadas veces somos tan solidarios, afectuosos, tiernos, comprensivos, inclusivos, amorosos, acogedores............ con cualquiera que no sea mi madre. O mis hijas. O mi estúpida compañera de trabajo. O mi marido.......

O yo misma, que me tengo tan cerca y suelo juzgarme con tanta severidad (o no?) Es importante.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Txoria Txori (Mikel Laboa)

 
Si vas a una sesshin en Egino ésta te la tienes que aprender porque donde hay vascos se canta. Sí o sí. Rafu se la tiene que saber de memoria porque en la fiesta de despedida la regalamos sin preguntar.


Será porque ya estaba mayor Mikel y se le nota la tierna debilidad de quien se acerca a la muerte, humilde y pequeño y con cara de susto y asombro. 


O porque solicita y ofrece la libertad con tanta dulzura. 


Será por lo que sea, esta canción me hace siempre mejor persona. Me recuerda lo importante que es, en el Amor, abrazar con los brazos abiertos.


Ni me ilumina ni me hace más grande, sólo más blanda y humana.



Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.

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Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habria escapado.


Pero así,
habría dejado de ser pájaro.

Y yo...
yo lo que amaba era un pájaro.

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Y para los catalanes (con todo cariño), hermanos de los vascos y de todos los demás:

Si l'hi hagués tallat les ales
hauria set meu,
no s'hauria escapat.

Perè així,
hauria deixat d'ésser ocell.

I jo...
Jo el que estimava era l'ocell

jueves, 1 de diciembre de 2011

Karaoke Sutra

 
Yo sé que con los sutras no se juega porque al ser sagrados son una cosa muy seria....................................
.................... pero no lo puedo remediar: más sagradas son las cosas, más ganas me dan de encontrarles el punto gracioso y con éste me lo han puesto fácil.

No hay forma de cantarlo siguiendo "los letreros". Lo he intentado en serio, con fe, desapegada de los resultados y de las mil formas diferentes que se me han ocurrido. Todo lo que he conseguido, y no es poco, es reírme. Por eso lo dejo aquí, para que os pase lo mismo, si puede ser.

Además:

Dicen que lo divertido no es lo contrario de lo serio sino de lo aburrido.

Por cierto, que no es un Sutra, es un Dharani, que no es lo mismo, no. ¿Y cuál es la diferencia?

sábado, 26 de noviembre de 2011

Mujeres (hombres) que aman demasiado

   
El día después del dedicado a la violencia del género que sea porque, hombre o mujer, quien ejerce violencia agrede. Y quien la consiente y sufre, sufre....


Así comienza Robin Norwood su libro "Mujeres que aman demasiado"

"Cuando estar enamorad@ significa sufrir, estamos amando demasiado.

Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amig@s íntim@s son acerca de él/ella, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él/ella...", estamos amando demasiado.

Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su terapeuta, estamos amando demasiado.

Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él/ella, estamos amando demasiado.

Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractiv@s y cariños@s, querría cambiar por nosotr@s, estamos amando demasiado.

Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad físicas, sin duda estamos amando demasiado. A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia tan común que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja..."

Y no, y no y no. Amar es otra cosa mucho más bella y plena, liberadora y libertaria, productiva y operativa, creadora, brillante y tierna... porque cuando amo, del verbo AMAR,  y (con un poco de suerte) soy amad@ -del mismo verbo- pasan cosas hermanas de la magia grande.

Porque sucede demasiadas veces que amamos a lo tonto y a lo bobo. Y muchas veces el ser donde habita el buda, escondido al fondo, no lo merece...
     



Mujeres que aman demasiado (si pinchas aquí, te lo descargas)

jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Cómo diablos me transformo?

    
He añadido al "Círculo de la Común-Unión" la página ¿Cómo diablos me transformo? (lo digo porque sé que generalmente uno no se pasea por esa sección de los blog). 
El caso es que de vez en cuando la visito porque, ya sea por coincidencia o por oposición, consigue espolearme. De una forma u otra hace que revise tópicos y desactive esquemas. Eso es bueno.
Dejo aquí una de sus entradas por si os sirve y para que os hagáis una idea de la línea que sigue. Se llama:

"5 promesas falsas de la meditación" y es opinable, matizable, argumentable en voz alta o baja, listo para destruir e incluso anatemizable por hereje.

"Unos viejillos pioneros meditaron más de la cuenta y descubrieron cosas que la gente normal por ahora no quiere descubrir.

Desde entonces, la meditación gira entorno a un esoterismo complicado. Es la “misa en latín” de nuestros días. Alejada del dominio convencional e idealizada por los pseudo-espirituales.

Les cuento una historia: Yo empecé a meditar para estar “iluminado” y purgar todos los problemas de mi vida.

La fantasía no me duró mucho. Mis aspiraciones grandilocuentes se disiparon y ahora tengo un motivo más realista: Medito para mantener mi cerebro saludable y lo más lúcido posible.

600 horas de meditación después, no me cabe duda que esta ha sido la práctica que más ha impactado mi forma de ver el mundo.

Pero como todo en la vida, hay un lado oscuro. Las promesas más atorrantes de la meditación pueden socavar tu transformación personal por largos días:

1. Serás espiritual y no religioso: Momificarte como imbécil 20 minutos al día no te hace más espiritual. La meditación no es una práctica espiritual ¡La vida es una práctica espiritual! Meditar sólo te ayuda a darte cuenta de eso.


2. Querrás dejarlo todo para entregarte a una vida de devoción célibe: La “espiritualización” de la meditación es parte de las razones por las que la gente “racional” le rehúye. Meditar es una simple técnica de concentración. Lo espiritual es la intención, pero tu intención puede empezar siendo mundana, carnal y ególatra.

3. Todo será color de rosa: Meditar te ayuda a mirar el lado espinoso de la vida con otros ojos. Pero las espinas nunca desaparecerán, más bien, se harán más presentes con tu práctica meditativa.

4. Destruirás tu ego: La meditación más bien engorda tu ego. Esta práctica te hace más consciente. Al percatarse de esto, tu ego dice: “Oh, qué inteligente soy, ahora tengo una consciencia que los demás no tienen.” Las tradiciones miran este fenómeno sólo como una fase en el camino hacia la iluminación. Pero para meditadores de 20 minutos al día como tú y yo, esta nueva egolatría podría durar… ¡Toda la vida!

5. Alcanzarás estados alterados de conciencia: Ten cuidado. Tu presunto “estado alterado de consciencia” podría ser otro escondite más para evadir tus esqueletos en el clóset.

Desde luego que estas no son promesas de la meditación. Son promesas de tu ignorancia. Y la promesa más burda de todas es el pecado de querer liberarte de la responsabilidad de tu transformación sólo porque cierras los ojos 20 minutos al día.

Sigue meditando, pero transfórmate en el camino."


Al principio


Al final


Siempre

martes, 22 de noviembre de 2011

Hasta de nuestra sombra nos reímos!

 
Un Anónimo dijo:

"Discutir por quien realiza más o menos sueños, por quien actúa o quien contempla, por quien es valiente o quien es cobarde... es cierto, no cambia nada. Sólo es discutir.
Actuar, no es explicar lo que se actúa. Una acción no es criticable, no es deducible, no es ni siquiera pensable.
Todo lo que rodea a la acción, no es ya la propia acción, es su manifestación. Ya no es la propia acción fotografiarla, difundirla, hablar de ella, justificarla, alabarla... Esas, ya no son la acción. Tampoco es la acción sentarse en la posición del loto, ni cerrar los ojos en silencio. Tampoco lo es hacerlo al aire libre en un lugar prohibido, ni tampoco lo es hacerlo para manifestar que no hay nada que manifestar.
 Tampoco es la acción el objeto de la acción.
 Esas cosas, esas actitudes, no pueden ser la acción, la única acción. Única en forma, única en fondo.
Pues todo eso es lo que unos y otros ven, lo que unos y otros discuten, siempre lo que unos y otros creen, son, o creen que son.
La acción no proviene de fuera, no está allí, no estará mañana y no estuvo ayer.
Tampoco está ahora, tampoco es ahora, tampoco es aquí y ahora. No está dentro de uno, ahí, tampoco hay nada. Ninguna acción ocurre ahora, nada actúa aquí. No hay acción realmente, es sólo su rastro actuando como tal.
Y sin embargo...
La acción que uno percibe cuando la siente, es simplemente la acción, toda la acción. Completa. No falta nada, no sobra nada. Es perfecta así.
Por eso la acción no es nada que puedas decir, sin tener que callar. Y tampoco es algo que puedas ver sin pestañear. La acción es también tu silencio, también es apartar tu mirada.
La acción incluye también a los policías, no sólo a los detenidos, también incluye a la violencia, no sólo al pacifismo.
La acción también incluye a su imagen y a su difusión. También incluye a quienes la vemos y la comentamos, también a quienes pensamos y la criticamos. La acción incluye a todo aquel que la comprende.
Y cuando aquel comprende que toda acción le comprende a él, entonces, sólo entonces, la acción incluye toda acción. Y entonces, siempre entonces, siempre es entonces. 

Todo el rastro de la acción es toda la acción."

Toda la razón. Toda, toda. Hasta aquí la parte seria porque es una reflexión importante, las cosas como son.




Y entonces otro Anónimo, como un estudiante aplicado haciendo sus deberes y esquemas, preguntó:


"Entonces una acción es ella y sus circunstancias ¿no? Es por resumir."





Dada la costumbre de los anónimos de no numerarse no tenemos forma de saber quién de los dos (el estudiante aplicado o el maestro) dijo:

"Resumiendo... no lo sé."




Lo que sí sabemos es que la comunidad del musgo recibió el regalo que el Buda guarda para sus mejores amigos:


¡¡¡¡¡¡¡ JAJAJJAJAJAJAJAJAJA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ JAJAJAJAJAJAJAJJAJA ¡¡¡¡¡
¡¡¡¡¡¡¡ JAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA ¡¡¡¡¡¡ (rió muiso sin poder parar ni contenerse)



Y no tuvieron más remedio que, agradecidos, hacer un buen Gasshô
ante los Anónimos participantes por la mejor secuencia de comentarios que se haya visto nunca. El original está en la entrada de Pancho Ramos.



domingo, 20 de noviembre de 2011

Pancho Ramos

 
Anonymous dijo:


"Por si le interesa a alguien el "meditador indignado" de la foto se llama Pancho Ramos, es estudiante de astrofísica, y la "broma" podría costarle la deportación de los Estados Unidos.
Para los que dominan el ingles paso el link con el video de la detención y una entrevista con el "sin papeles"

Y lo dejo en entrada permanente para que no se pierda.


Hale, por actuar en conciencia! Que estamos tontos, si es que estamos tontos...


Por cierto, que comprendo poquito porque para mí van muy deprisa. Si alguien puede traducirlo o hacer un resumen... seguro que obtiene buen karma :))


Y un enlace para saber más sobre esto. Podríamos ser cualquiera de nosotros:
http://www.impre.com/elmensajero/noticias/2011/11/20/pancho-ramos-fue-liberado-283022-1.html

sábado, 19 de noviembre de 2011

A la calle

   
Actúa en conciencia.

Y que si arrasan, destruyen, maltratan, roban el ánimo y la vida....... que al menos no sea NUNCA con mi consentimiento. Que no sea nunca yo quien lo haga. Que siempre me tengan enfrente aunque cueste destaparse y actuar a cara descubierta. 

Actúa en conciencia

  



España en marcha (Gabriel Celaya)

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo,
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.


viernes, 18 de noviembre de 2011

el lunes será otro día

 
Y también saldrá el sol como está prometido por los propios dioses que es como si nos hubieran abandonado.

Y tendremos mucho de qué hablar. Es fácil que mucho de qué lamentarnos.

O no, que nunca se sabe, que ya se dice que "cuántas lágrimas derramadas por plegarias atendidas" y resulta que lo que parecía malo al final es lo mejor porque nunca nada es lo que parece.......

Van a ganar, pero al menos que nos pillen descansados.........



............ y dispuestos a comenzar de nuevo la tarea

Ésta imagen la vamos a repetir mil veces, en cada entrada que anime a cambiar el mundo. Para que no olvidemos recordar que sí hay opciones. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Así

     
A través de To Kai que nos la regaló (y de Isa que la colgó en fb)
Él dice: "Impagable"
Llevo un buen rato mirándola y se me ocurre de todo y todo bueno.


Así se dice no. Así se dice sí. Así se resiste. Así se construye. Así se derriba. Así se avanza. Así se retrocede. Así estamos juntos. Así estamos solos. Así dejamos paso a la luz. Así dejamos paso a la noche. Así combatimos y así nos rendimos, nos recuperamos y recomenzamos...


......Así.......



lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Jugar solo?

     
Muchas más veces de las convenientes mis neuronas hacen asociaciones cuánticas casi incomprensibles para mí y del todo incomprensibles para casi todos. Ésta es una de esas ocasiones.

El caso es que Roberto Poveda (Huellas del Zen) comentó en la entrada anterior Los Sin Nombre (Anónimos):

"Que zazen sea una práctica colectiva es algo que no está claro. Hay ejemplos innumerables de lo contrario. Desde los comienzons del budismo, pasando por lo 9 años frente al muro de Bodhidharma, hasta los mil dias de meditación solitaria de Kodo Sawaki.

Ya en el Dhammapada uno de los textos mas esclarecedores y antiguos del budismo antiguo (valga la redundancia) podemos leer:

«Si para practicar uno encuentra a un amigo
prudente, sabio y de buena conducta,
atento y feliz, superará todos los problemas,
viviendo con él.


Si para practicar uno no encuentra a un amigo
prudente, sabio y de buena conducta,
que sea como un rey que abandona el país conquistado,
o como un elefante que se pasea solitario en el bosque.


Es mejor vivir solo.
No hay amistad con un tonto.
Evitando el mal y libre de preocupaciones,
es mejor, como un elefante, pasearse solo en el bosque"

Es una suerte si uno puede encontrar una buena shanga, pero si no se tiene esa suerte hay que continuar solo, y, de todas formas, nadie puede hacer zazen por nosotros, más que nosotros mismos."

..... y recordé un correo que recibí de la más pequeña de todas mis hijas, (¡como si tuviera más de dos!) por sobrenombre Libertad. Éste que me encanta. No es que tenga que ver del todo con lo que comenta Roberto, pero algo sí.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los Sin Nombre (Anónimos)

 
El blog está repleto de buenos comentaristas (deben serlo porque siempre los abro con respeto, sé que pueden sacudir tanto como animar). Son realmente buenos, reflexiones que han logrado que cambiara posiciones, palabras de aprobación, de reprobación, reclamos y empujones para mayor coherencia, puntos de vista que ni se me habían ocurrido. Cada uno un descubrimiento. Éste es uno de los muchos. No he pedido permiso para transformarlo en entrada y ni falta que hace. Creo. Cuando era pequeña decíamos que lo que hay en el "cole" es de todos.


Zazen es una práctica colectiva, advirtieron los budas y patriarcas. Y me lo he creído. Y me gusta poner los pies sobre sus huellas. Es mi elección. Me gusta ser sangha que abarca sin exclusión. Me gusta que todo deje de ser mío en el mismo momento que sale de mis manos. Me gusta recoger lo que cualquiera suelta. 


Aparte de todo: ¡Seguid votando para poder suprimir el sonidito  "democráticamente"!

La campanita anónima dijo...

"Uno siempre es en parte anónimo cuando se pronuncia. Siempre hay una parte de lo que dice que no es del todo cierta, una parte quizá adornada para aparentar quien no es. Es irremediable, inevitable.

Su anonimato siempre permanece, unas veces en mayor y otras en menor medida, pero no se conoce a nadie nunca del todo, jamás toda su identidad se revela a nadie. Nadie lo permite, siempre se desconoce más de lo que se conoce.

Así es porque esa identidad cambia, nunca es fija. Tardamos tanto en mirar que cuando lo hacemos ya no está ahí. Entonces sólo nos queda colocar la nuestra en su lugar. Pero la nuestra también cambia. Vamos tras ella pero nunca es quien buscamos, siempre queremos otra diferente de la que tomamos. Por eso cambia, por eso cambiamos.

Quien firma como anónimo no es tal completamente. Sólo hay que leer sus palabras para identificar a quien está detrás de esa firma. Un comentario a un texto puede identificar mucho más a una persona que todo su álbum familiar. Cada uno puede ver su propio prejuicio cuando alguien critica algo esencial de él mismo. Esa es la señal que te envía tu maestro. Él, por supuesto, también cambia continuamente... o iba a ser tan sencillo como encontrar una representación fija? Alguien maduro y experimentado que te guíe, por ejemplo? No no no... no es tan sencillo. Y tan sencillo es, pues basta con observar a tu alrededor para encontrar al maestro. Y fija es su representación, pues siempre representa lo mismo: a ti.

Por eso siempre me quedo con la reflexión. Esto es, lo que se refleja de todo ello. Pues esa identificación que hacemos del anónimo o de quien firma con su DNI y su huella dactilar, no es ni más ni menos que la vuestra propia, que la nuestra propia, que la mía propia... porque soy sólo yo quien está pretendiendo que seais vosotros quienes pretendéis que sea yo, sólo yo doy validez a lo que veo, a lo que creo, sólo doy validez a lo que vale.

Qué importa mi nombre, qué mis antecedentes, qué mis aventuras amorosas, qué si mi culo tiene cien o ciento un pelos?

Son en cambio las vuestras, vuestras miserias, las que os esperan mientras escuchais a los otros.

Nada más lejos que tú de mi. Nada más lejos del anonimato que alguien que declara ser anónimo.

Un nombre, ya sea propio o común, no significa más que una palabra cualquiera, es algo completamente anónimo si puedes verlo.

Y un anónimo puede significar todas las palabras que te identifican a ti ahora, a todo tu mundo, a todo el universo en un instante. Si se presta atención, un anónimo puede ser sinónimo de uno mismo."

sábado, 5 de noviembre de 2011

mercadillo "espiritual"

    
Como si fuera un ejercicio de los que se proponen en primaria.


Redondea con un bonito color las que te parezcan "bien" y tacha las que en tu opinión no sirven más que para engordar bolsillos o vanidades o para distraer de lo que de verdad importa. Y dilo en alto, si te parece:

pnl, holographic repatterning, flores de bach, terapia de polaridades, qi gong, tai chi, astrología, constelaciones familiares, gestalt, chamanismo, vedanta, kabbalah, cienciología, kinesiología, eft, liberación de memoria celular, emdr, hesicasmo, masonería, aceites esenciales, espiritismo, lectura de vidas pasadas, canalización, reflexología, rosacruces, martinistas, sanación espiritual, reiki, tien-humanismo-sanador, acupuntura, psicoanálisis, yoga, radiestesia, metafísica, teosofía, gnosticismo, coaching, psicomagia de jodorowsky, numerología, focusing, wicca, risoterapia, musicoterapia, ayurveda, limpieza hepática, danza sagrada, ángeles, gemoterapia, ocultismo, colorterapia, aromaterapia, geometría sagrada, feng sui, magia blanca, negra y roja, homeopatía, curso de milagros, anatheóresis, biomagnetismo, helioterapia, alquimia, grafología, homeopatía, hipnosis,
CONSUMISMO (añade unsui),
ZEN (añade Anónimo),
CRISTIANISMO (añade Ladrón de Guevara)
ESCUELA YOMICONMIGOMISMO (añade Comando Dharma)
y todo lo que en este momento no acude a nuestra memoria.

Unas son lícitas, otras son patrañas. Muchas son espectáculo, otras son senderos tradicionales. Con Denominación de Origen, se podría decir.

No siempre es fácil discernir y discriminar.

.........y después de esta lista incompleta (¿cuáles ves que faltan? ¿que sobran (añade Anónimo)?)........



........ ¿de verdad no te dan ganas de sentarte en zazen sin más y celebrar la vida y la muerte en un solo acto?

viernes, 4 de noviembre de 2011

miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿qué es un dojo?


En un comentario un anónimo decía: “Transmitiendo una postura ¿y qué con eso?...”

A lo mejor es que tenemos que explicar con claridad y con palabras lo que es un dojo y la postura y la función que cumple cada elemento del dojo y cada gesto que se realiza dentro de ese espacio no ordinario que se construye en y con cada zazen. Y a lo mejor es que no lo sabemos del todo todavía y que estamos aprendiendo (que para eso somos todos aprendices). Puede ser que lo intuyamos o incluso lo conozcamos pero no lo tengamos organizado en palabras. Pero otros sí, algunos de los que nos precedieron dejaron escrito y dibujado el mapa de territorios reales aunque no “visibles” en el sentido habitual de la palabra y los caminos y senderos por los que se llega a ellos.

Nos dedicamos a estudiar, científicamente, la Realidad. Si somos soñadores es porque soñar es el requisito indispensable para comenzar a andar más allá de donde estamos. Porque a los mundos invisibles solamente se puede llegar si caemos en la cuenta de que hay más que la realidad densa -de ningún modo despreciable- de la materia o las emociones. Y nos da la gana de traspasar límites y fronteras.

Esto es así y entonces iniciamos el Camino. Después llegará la suerte que posará nuestros pies sobre la Vía. La suerte que propiciará el encuentro con un dojo, por ejemplo.

Un dojo es una construcción energética con la que se reproduce la Creación. Así que todos cuantos participan en él son oficiantes del acto que da lugar al (re)inicio continuo del universo.


Uno puede pensar que va a relajarse o a cargar pilas para soportar el día siguiente con más o menos buen humor. Hay quien aprecia que zazen le hace más hermoso por dentro y por fuera. Muchos, además, se alegran de que el bienestar obtenido se contagie a todos los que aman y a los que no aman tanto. Y sí, pero hay más. La mayoría (o al menos algunos) de los monjes lo saben aunque por pudor -ya que por lo general la gente del zen es extremadamente pudorosa y reservada- eviten hablar acerca de ello. 

Saben, porque lo han sentido, que en el transcurso del zazen, van siendo despojados (en un despojo voluntariamente consentido) de todo “lo que son” hasta entrar en Vacío y contemplan cómo desde Él se despliegan los mundos con sus innumerables entidades. Asisten desde el corazón a la ceremonia de la Creación. 

Luego vendrá el Hannya con el que da testimonio de lo comprendido y los votos por los que se compromete a repartir a diestro y siniestro hasta cubrir todas las existencias y en todos los tiempos, la Gran Sabiduría en la medida de sus posibilidades.

Así lo entiendo hoy. No descarto que mañana tenga que llevarme las manos a la cabeza, como me ha sucedido tantas veces, por la estupidez de mis palabras. Me salvará en ese momento, si llegara, la intención sincera. Al menos.
  

sábado, 29 de octubre de 2011

Contra la vulgarización

  
Sin ánimo de ofender porque,como siempre, me estoy hablando.
aquí me la juego :(

La necedad de un elevado número e incluso de la mayoría de los hombres, en nuestra época sobre todo, y cada vez más a medida que se generaliza y se acentúa la decadencia intelectual característica del último periodo cíclico, es quizás la cosa más difícil de soportar que haya en este mundo.

Es menester agregar a este respecto la ignorancia, o más precisamente un cierto tipo de ignorancia que le está por lo demás estrechamente ligada, una ignorancia que no es en modo alguno consciente de sí misma, una ignorancia que se permite afirmar tanto más audazmente cuanto menos sabe y menos comprende, y que, por eso mismo, en el que está afligido por ella, es un mal irremediable.

Necedad e ignorancia pueden reunirse en suma bajo el nombre común de incomprensión; pero debe entenderse bien que soportar esta incomprensión no implica de ningún modo que uno deba hacerle concesiones, ni que deba abstenerse de rectificar los errores a los que da nacimiento y de hacer todo lo posible para impedirles extenderse, lo que, por lo demás, es bien frecuentemente una tarea muy penosa, sobre todo cuando uno se encuentra obligado, en presencia de la obstinación de algunos, a repetir muchas veces cosas que, normalmente, debería bastar haber dicho de una vez por todas.

Por otra parte, esta obstinación con la que uno se choca así no está siempre exenta de mala fe; y, a decir verdad, la mala fe misma implica forzosamente una estrechez de miras que no es en definitiva más que la consecuencia de una incomprensión más o menos completa, eso, cuando no ocurre también que incomprensión real y mala fe, así como necedad y maldad de intenciones, se mezclan de una tal manera que es a veces bien difícil determinar exactamente la parte de una y de la otra.

Al hablar de concesiones hechas a la incomprensión, pensamos concretamente en la vulgarización bajo todas sus formas; querer «poner al alcance de todo el mundo» verdades cualesquiera, o lo que se considera al menos como verdades, cuando ese «todo el mundo» comprende necesariamente una gran mayoría de necios y de ignorantes.

 Por lo demás, la vulgarización procede de una preocupación eminentemente profana, y, como toda propaganda, supone en el mismo que se libra a ella un cierto grado de incomprensión, relativamente menor sin duda que el del «gran público» al cual se dirige, pero tanto mayor cuanto más rebase el nivel mental de éste lo que pretenda exponer. Por eso es por lo que los inconvenientes de la vulgarización son más limitados cuando lo que se dedica a difundir es igualmente de un orden completamente profano, como las concepciones filosóficas y científicas modernas, que, incluso en la parte de verdad que puede ocurrir que contengan, no tienen ciertamente nada de profundo ni de trascendente.

Por lo demás, este caso es el más frecuente, ya que es eso sobre todo lo que interesa al «gran público» a consecuencia de la educación que ha recibido, y también lo que le da más fácilmente la agradable ilusión de un «saber» adquirido a poco precio; el vulgarizador deforma siempre las cosas por simplificación, y también afirmando perentoriamente lo que los expertos mismos no miran sino como simples hipótesis, pero, al tomar una tal actitud, no hace en suma más que continuar los procedimientos en uso en la enseñanza rudimentaria que se impone a todos en el mundo moderno, y que, en el fondo, no es también nada más que vulgarización, y quizás la peor de todas en un sentido, ya que da a la mentalidad de aquellos que la reciben un moldeado «cientificista» del que bien pocos son capaces de deshacerse después, y que el trabajo de los vulgarizadores propiamente dichos apenas hace otra cosa que mantener y reforzar todavía, lo que atenúa su responsabilidad en una cierta medida.

Actualmente hay otro tipo de vulgarización que, aunque no alcanza sino a un público más restringido, nos parece que representa peligros más graves, aunque no sea más que por las confusiones que corre el riesgo de provocar voluntaria o involuntariamente, y que apunta a lo que, por su naturaleza misma, debería estar más completamente al abrigo de semejantes tentativas, queremos decir, las doctrinas tradicionales y más particularmente las doctrinas orientales. A decir verdad, los ocultistas y los teosofistas habían emprendido ya algo de este género, pero no habían llegado a producir sino groseras contrahechuras; lo que ahora se trata reviste apariencias más serias, diríamos de buena gana más «respetables», que pueden imponerse a muchas gentes que no habrían sido seducidos por deformaciones demasiado visiblemente caricaturescas.

Por lo demás, entre los vulgarizadores, hay que hacer una distinción en lo que concierne a sus intenciones, aunque no en los resultados en los cuales desembocan; naturalmente, todos quieren extender igualmente lo más posible las ideas que exponen, pero pueden ser llevados a ello por motivos muy diferentes.

Por una parte, hay propagandistas cuya sinceridad no es ciertamente dudosa, pero cuya actitud misma prueba que su comprensión doctrinal no podría ir muy lejos; además, incluso en los límites de lo que comprenden, las necesidades de la propaganda les llevan forzosamente a acomodarse siempre a la mentalidad de aquellos a quienes se dirigen, lo que, sobre todo cuando se trata de un público occidental «medio», no puede ser más que en detrimento de la verdad; y lo más curioso es que hay en eso para ellos una tal necesidad que sería completamente injusto acusarles de alterar voluntariamente esta verdad.

Por otra parte, los hay que, en el fondo, no se interesan sino muy mediocremente en las doctrinas, pero que, habiendo constatado el éxito que tienen estas cosas en un medio bastante extenso, encuentran oportuno aprovechar esta «moda» y han hecho de ello una verdadera empresa comercial; por lo demás, eso son mucho más «eclécticos» que los primeros, y difunden indistintamente todo lo que les parece que se acomoda a la satisfacción de los gustos de una cierta «clientela», lo que, evidentemente, es su principal preocupación, incluso cuando se creen en el deber de proclamar algunas pretensiones a la «espiritualidad».

Bien entendido, no queremos citar ningún nombre, pero pensamos que muchos de nuestros lectores podrán encontrar fácilmente por sí mismos algunos ejemplos de uno y otro caso; y no hablamos de simples charlatanes, como se encuentran sobre todo entre los pseudo-esoteristas, que engañan a sabiendas al público presentándole sus propias invenciones bajo la etiqueta de doctrinas de las cuales ignoran casi todo, contribuyendo así a aumentar más la confusión en el espíritu de ese desdichado público.

Lo más penoso de todo esto, aparte de las ideas falsas o «simplistas» que se extienden así sobre las doctrinas tradicionales, es que muchas gentes no saben hacer siquiera la distinción entre la obra de los vulgarizadores de toda especie y una exposición hecha por el contrario al margen de toda preocupación de agradar al público o de ponerse a su alcance; lo ponen todo sobre el mismo plano, y llegan a atribuir las mismas intenciones a todo, comprendido lo que está más alejado de eso en realidad. Aquí, tenemos que vérnoslas con la necedad pura y simple, pero a veces también con la mala fe, o más probablemente con una mezcla de una y otra; en efecto, para tomar un ejemplo que nos concierne directamente, ¿cómo sería posible, después de que hemos explicado claramente, cada vez que se ha presentado la ocasión para ello, cuántas y por cuáles razones somos resueltamente opuestos a toda propaganda, así como a toda vulgarización, puesto que hemos protestado en varias ocasiones contra las aserciones de algunos que, a despecho de eso, por ello no pretendían menos atribuirnos intenciones propagandistas, cómo sería posible, decimos, cuando vemos a esas mismas gentes o a otras que se les parecen repetir indefinidamente la misma calumnia, admitir que sean realmente de buena fe? Al menos, si a falta de toda comprensión, tuvieran siquiera un poco de espíritu lógico, les pediríamos que nos dijeran qué interés podríamos tener en buscar convencer a cualquiera de la verdad de tal o cual idea, y estamos bien seguro de que jamás podrían encontrar la menor respuesta un poco plausible a esta pregunta.

En efecto, entre los propagandistas y los vulgarizadores, unos son tales por efecto de una sentimentalidad desplazada, y los otros porque encuentran en ello un provecho material; ahora bien, es harto evidente, por la manera misma en la que exponemos las doctrinas, que ni uno ni otro de esos dos motivos entra aquí en parte alguna por mínima que sea, y que, por lo demás, suponiendo que hayamos podido proponernos alguna vez hacer una propaganda cualquiera, habríamos adoptado entonces necesariamente una actitud completamente opuesta a la rigurosa intransigencia doctrinal que ha sido constantemente la nuestra.

No queremos insistir más en ello, pero al constatar por diversos lados, desde hace algún tiempo, una extraña recrudescencia de los ataques más injustos y más injustificados, nos ha parecido necesario, aún a riesgo de atraernos el reproche de repetirnos demasiado frecuentemente, poner una vez más las cosas en su punto.


(René Guénon.- Iniciación y Realización espiritual)
    

jueves, 27 de octubre de 2011

Parece que hay alternativas.

"HAY ALTERNATIVAS". Nuevo libro de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón con prólogo de Noam Chomsky.
Juan Torres López, catedrático de economía aplicada

NOTA DE LOS AUTORES
Hace un par de meses, la Editorial Aguilar, mostró su interés por publicar nuestro libro HAY ALTERNATIVAS. Propuestas para crear empleo y bienestar en España, que nos prologó Noam Chomsky.

Cuando ya se había concretado como fecha de publicación el libro el 19 de octubre y se había comenzado su promoción en la web de Aguilar y en librerías, los editores nos comunicaron que la empresa deseaba retrasarla sin otra explicación de por medio, lo que nos obligó lamentablemente a desestimar su publicación en esa editorial. Se confirmaba así lo difícil que resulta difundir en España, en los momentos en que son más necesarias que nunca -como ahora en periodo pre-electoral-, ideas alternativas al pensamiento único que predomina en el debate político y social.

Para solventar esta situación hemos optado por ofrecer nuestra obra gratuitamente en formato pdf a través de la red y en una nueva edición impresa en Ediciones Sequitur que, con la colaboración de ATTAC España, se ha arriesgado a publicar rápidamente este libro que estará en librerías al precio de 10 euros a partir del 31de octubre.

Tenemos la firme convicción de que solo haciendo que la ciudadanía sepa lo que de verdad está sucediendo en nuestra economía y divulgando las alternativas que existen a esta aguda crisis del capitalismo podremos salir de ella con más empleo y bienestar social, como demostramos en este libro.

Por eso llamamos a divulgar esta versión en pdf, a estudiarla y difundir sus propuestas y pedimos a todos los lectores que se conviertan ellos y ellas mismas en distribuidores del libro una vez que se encuentre impreso.

Contra la censura de los grandes oligopolios y el pensamiento único que imponen los poderes económicos, financieros y mediáticos defendamos la pluralidad y la libertad de pensamiento conociendo y difundiendo el pensamiento crítico.

Puedes descargar el libro gratuitamente aquí
http://www.attac.es/hay-alternativas-nuevo-libro-de-vicenc-navarro-juan-torres-y-alberto-garzon/

sábado, 22 de octubre de 2011

Entrevista (antigua) a Dokushô Villalba, practicante de zazen.

 
Dokushô Villalba es una referencia importante en el zen español si ninguna duda. "Su" templo (Templo Zen Luz Serena) probablemente sea el que tiene más peso mediático y no mediático de todo nuestro territorio. Desde luego es el más conocido.

Dicen que la sangha de Dokushô canta el Hannya en castellano y que tienen permitido coser el rakusu y el kesa con máquina de coser. No lo sé de primera mano y tampoco sé si es mejor o peor que otras opciones. ¡Se dicen tantas cosas! Sé que son muy activos en la difusión del zen y sé que lo que de Dokushô resulta tan cercano es que ha transitado casi todos los caminos por los que, quienes tenemos edad suficiente, hemos andado. (Vale que personalmente con el LSD no he tenido contacto, pero hay quien sí)

Esta entrada es porque en un blog que habla de zen (aunque en éste la verdad es que de lo que más habla es de las "cositas que tiene el vivir") casi no queda más remedio que reseñarlo más de una vez.

Y porque aunque Jesús Quintero me resulte un tanto "empalagosillo", hay que reconocer que suele atinar con las preguntas. O al menos yo se lo reconozco.

También Dokushô me parece un poco excesivamente monje iluminado, pero ésa es tan solo mi opinión. Si bien lo miro yo misma no soy mucho mejor :)

Un saludo afectuoso y reconocido por su trabajo a él, a "su" sangha y al entrevistador.


jueves, 20 de octubre de 2011

Just do it!

 
Es sólo un minuto. Sólo por probar. A lo mejor te enganchas y tienes poco que perder: tan sólo un minuto.¿Puedes parar durante ese diminuto tiempo? ¿Quieres?

(Gracias a Mª Ángeles Álvarez Gorrin que nos lo descubrió)

martes, 18 de octubre de 2011

Pensar en negativo

 
Pensar en negativo es fácil, se nos da bien, resulta natural y automático. No sé por qué pero es así. A lo mejor es para protegernos de antemano o porque tenemos implantado de fábrica el "por si acaso" o porque requiere menos energía....... sean cuales sean las razones, nos damos cuenta inmediatamente de los aspectos negativos de cualquier cosa, somos especialistas en el arte de encontrar "peros", desconfianza y drama.

Descubrir los aspectos positivos, divertidos, agradables o aprovechables de cualquier cosa que suceda en nuestro día requiere un examen más atento, más creatividad, más esfuerzo.

Seguramente por eso mismo termina dando como resultado mayor bienestar y alegría.

Los esfuerzos culminan en algo parecido al júbilo, la gloria. Subidón, para entendernos.

La comodidad, demasiada comodidad, termina en enfermedad y aburrimiento.

Dicen los psicólogos que se dedican a estudiar todo tipo de cosas extravagantes que los pesimistas disponen de un vocabulario menos rico y, sobre todo, muchas menos herramientas para construir felicidad que los optimistas. ¿No te lo crees? Vamos a jugar un poco. Pongamos que llueve justo el día que vas de compras o con la bici o de excursión:

- en modo negativo diremos algo parecido a: "¿Será posible?" "¡No me lo puedo creer"! "@#[*!!!!" "grrrrrr" "¡mierda!"... no más de seis palabras estilo "me c... en su p... madre" porque, total, para lanzar juramentos y blasfemias se necesita poco. Y una sola idea.

- en modo positivo: "bueno, mmmhhhh, ¿qué puedo hacer?... vale, genial!, me quedo en casa y así puedo planchar o hacer un bizcocho de nata y manzana. O a lo mejor podría darme una vuelta por esa novela tan gorda que tengo hace años y para la que nunca encuentro tiempo...." (he contado 47 palabras y al menos 3 ideas, ¿sí?)

O, un "suponer": quiero ver una obra de teatro y no quedan entradas. En modo negativo: ¿cuántas palabras uso?. ¿ Y en modo positivo?

O mi hijo va mal en el cole o tengo una enfermedad...... Éstas son difíciles.....

Como ya es habitual, repito: que sé que me explico mal y se me entiende bien.

Será que disfruto de buenos interlocutores :)

sábado, 15 de octubre de 2011

#15o: no cedas, no dudes

  
Esta tarde tenemos otra cita de esas que cambian de rumbo la historia y la Historia, la grande, la pequeña, la de todos. Es, por tanto, una buena acción: buena para mí, buena para ti, buena para todos.

Ni cedas ni dudes.


La única salida ante un callejón sin salida es dar la vuelta.


martes, 11 de octubre de 2011

Txalaparta





Pertenezco por sangre y elección a un pueblo rudo y un tanto bronco. Con un idioma pobre en sutilezas que nombra tan solo lo que de verdad importa y es vital. Que asegura que euskaldun es aquel que habla y comprende el euskera, da igual quien sea o dónde haya nacido puesto que se sabe que podemos nacer, si queremos, en cualquier lugar. Y tenemos fama de resolver las cosas cuerpo a cuerpo. Sellamos los pactos de la palabra dada, compartiendo comida, risa y canciones a coro de voces hermanadas. Y cuando dos hombres y cuatro manos hacen sonar la txalaparta como si fueran millones, enmudecemos.

Igual que cuando, al término de una sesshin el espíritu se ha puesto de acuerdo con el Espíritu. Hablando el mismo idioma íntimo y básico.

La txalaparta y yo: una relación apasionada. Y un homenaje a mi padre de quien aprendí tantas cosas hermosas que no tienen palabras. Más bien sonido de cascadas de agua. (Como los hijos de Kopetz)

domingo, 9 de octubre de 2011

La comida no se tira: sopa de brujas y zumo de tomate demasiado maduro

   
En las sesshines dejamos los cuencos limpios, tan limpios que ni se friegan. Tan sólo apartamos, simbólicamente, un pellizco de pan para los gakis. 


La palabra oryoki podría ser traducida como ”justo lo necesario”. Esto quiere decir que cada uno recibe justo los alimentos necesarios para mantenerse en buen estado de salud. Ni más, ni menos. No hay derroches ni desperdicios. Lo que el responsable del servicio pone en los cuencos -siguiendo las indicaciones del que los recibe- es lo que cada persona consume. Una vez terminada la colación, cada uno rebaña su cuenco hasta no dejar ni una minúscula partícula de alimento. Después, cada uno lava sus cuencos con un poco de té, que es ingerido a continuación. De forma que, una vez concluida la comida, los cuencos están limpios y listos para volver a ser usados en la siguiente comida. Los alimentos sobrantes no servidos son reciclados e incluidos en la próxima colación. Nada se tira, nada se malgasta. Este es el espíritu del Zen. Esta actitud ante los alimentos no se ciñe exclusivamente a ellos, sino que se convierte en una actitud general ante la vida: usar “justo lo necesario”, (dice un practicante de zazen que se llama Dokushô)


Una de las pesadillas de un tenzo es calcular lo que se va a consumir. Que no falte, que no sobre. Que si sobra se reutilice.... por ejemplo haciendo "sopa de brujas". Es fácil: coges todo lo que sobró, añades agua, sal y un poco de patata o si lo prefieres, arroz. Y lo pones a hervir. Que unos y otros ingredientes se hagan amigos al calor de un buen fuego. Si la sopa no queda muy bonita la haces puré y listo. O "da de comer al hambriento" y repártela.


Si los tomates que compraste han madurado excesivamente como para una ensalada, pásalos por "el chino". Agrega sal y pimienta y desayuna con un poco de ese buen sol rojo.


Si la fruta está a punto de caducar, elimina lo podrido, añade alguna galleta, tritúralo todo y merienda como un bebé.


Si aún así te sigue sobrando comida (cosa bastante probable) métela en algún recipiente hermoso (que seguro que también te sobra) y regálaselo a alguien de la sangha o de la no-sangha.


Pero, ¡por dios bendito!, no desperdicies la comida que tanto le costó lograr al sol y a la luna, al agua y a la tierra, al hombre y a la mujer porque lo que solemos hacer es.............

Alfredo y Carmen ultiman los preparativos de sus vacaciones. En pocos minutos el cubo de la basura, que guardan debajo del fregadero de la cocina, está a rebosar de comida sin caducar. Un brick de leche, medio melón, melocotones, pasta, pan de molde... «Da pena tirar todo esto mientras otros pasan hambre pero el viaje es largo, hace calor y el maletero va hasta arriba de cosas...», justifica ella. Los hábitos de esta pareja, pese a la crisis, no son rara avis en los hogares españoles. En más de 16 millones de casas cada año se tiran a los contenedores más de 6.860 millones de euros en comida todavía en buen estado. Y eso que la necesidad va en aumento.

Madrid, 23.30 horas. Los empleados de un céntrico Starbucks -una conocida franquicia de cafés- echan el cierre y hacinan varias bolsas de basura en la entrada del local. En su interior, sandwiches, bocadillos y ensaladas que no caducarán hasta dos días después. La multinacional cafetera, con sede en Seattle (EEUU), tira todos los alimentos que no se hayan vendido dos días antes de que caduquen a excepción de los croissants, que se tiran todos los días a las 12.30 de la mañana cuando se reciben los horneados. Ni mucho menos son una excepción. En España, aunque no existen estadísticas oficiales sobre la cantidad de comida que se vierte a los basureros, se estima que el 20% de los alimentos frescos ofrecidos por restaurantes y grandes superficies acaban en los contenedores en perfectas condiciones para ser consumidos.

Y es que saber llenar la cesta de la compra sólo con lo necesario resulta, paradójicamente, más difícil que nunca. Cecilia Méndez, experta en sociología del consumo y de la alimentación de la Universidad de Oviedo, sostiene que a los españoles nos faltan dos cualidades básicas para no desperdiciar: aprovechar los restos de comida y tener tiempo para hacerlo correctamente. «Nos resulta más sencillo tirar la comida que reutilizarla para elaborar otros platos».

Pero no toda la culpa es nuestra. «Los establecimientos continuamente nos están bombardeando con ofertas que hacen pensar que estás ahorrando, de modo que acabas comprando más de la cuenta. Pagas tres cosas, cuando en realidad querías una, y dos acaban en la basura», alerta el portavoz de la asociación de consumidores FACUA, Rubén Sánchez. De hecho, una décima parte de los 646,5 kilos de alimentos que cada español compra al año viaja en buen estado a la basura. Esto sucede en el mismo país en el que más de 1,5 millones de personas pasan hambre, según datos de la Federación Española de Bancos de Alimentos.

Jóvenes que se acaban de emancipar y no saben comprar, familias que caen una y otra vez en las trampas comerciales del 3x2... El derrochador no tiene un perfil nítido. Puede ser cualquiera. Cada ciudadano tira cada año el equivalente a una cesta repleta de comida valorada en cerca de 150 euros: más de medio kilo de carne de bovino, casi cinco kilos de pan, dos de pescado, 12,5 kilos de huevos, ocho litros de leche o seis kilos de frutas y verduras.

DERROCHE INCONCEBIBLE

Las cifras abruman, aunque no dejan de ser discretas si se comparan con las de países como, por ejemplo, EEUU y Gran Bretaña. En el primero, la comida desperdiciada aumenta hasta un 40% (estudio de la Universidad de Arizona), mientras que se sitúa entre un 20% y un 30% en Gran Bretaña, según la oficina medioambiental británica. Tristram Stuart -abanderado del freeganismo, una corriente de nuevo cuño que pregona un estilo de vida alternativo basado en denunciar el consumismo para abastecerse de lo que tiran los establecimientos- ha levantado ampollas en el mundo anglosajón con su libro Waste: Uncovering the Global Food Scandal, en el que pone cifras, todas ellas escandalosas, a la sociedad de la opulencia. Hasta 484 millones de yogures sin abrir, 1.600 millones de manzanas en perfecto estado (27 por persona) o 2.600 millones de rebanadas de pan se arrojan a la basura cada año en Gran Bretaña.

El valor de lo que despilfarramos en los países desarrollados aumenta más, si cabe, cuando éste se relaciona con la lacra que el hambre arroja. Sólo con el pan que las familias británicas desechan cada año, 30 millones de personas malnutridas podrían aliviar su hambre (según datos recogidos por el diario británico The Guardian). El montante de lo desperdiciado en EEUU asciende a 45 millones de toneladas de una producción anual cifrada en 160. En el país más rico del mundo 30 millones de personas pasan hambre y sólo bastarían 1,8 millones de toneladas para que dejaran de hacerlo, es decir, aprovechar un kilo de cada 25 desperdiciados, según datos de la ONG estadounidense Food Not Bombs.

El derroche de los españoles tiene un precio: 6.500 millones de euros en comida que cada año se pudren en los cubos de la basura.

EL DESPILFARRO EN CIFRAS

España. Desechamos el 10% de los alimentos adquiridos, unos 2,9 millones de toneladas que darían de comer a la mitad de la población de Somalia durante un año.

La cesta. ¿Qué tiramos? 242.600 toneladas de carne, 111.000 de pescado, 330.000 de fruta, 27.500 de arroz, 139.000 de patatas, 222.000 de pan, 369,5 millones de litros de leche...

Otros países. Gran Bretaña tira 5,4 millones de toneladas, con las que se podría alimentar a toda Guinea (8,6 millones de habitantes). En EEUU la cifra aumenta a 45 millones: el sustento de toda Etiopía (73 millones de habitantes).

Fuente: solidaridad.net

(Busca "freeganismo" en la red. A lo mejor es una opción porque yo también soy Alfredo y Carmen y Starbucks y Mercadona o Hipercor y no quiero seguir siéndolo)
  
   

martes, 4 de octubre de 2011

Bodhisattvas y Templarios

  
Y todo lo anterior y lo siguiente que venga, ni quita ni pone para que....

Dicen que los Templarios (adivina si es verdad aunque da lo mismo porque me parece una buena idea) antes de realizar cualquier cosa (que casi seguro que era matar a diestro y siniestro) rezaban un padrenuestro.

Yo, desde hace dos días que se me ocurrió por la noche casi de madrugada, antes de:


Hablar (que demasiadas veces es hablar sobre otros), recito los votos del bodhisattva.

Dormir, recito los votos del bodhisattva.

Escribir una entrada, recito los votos del bodhisattva.

Ir a trabajar, recito los votos del bodhisattva.

Comentar en fb, recito los votos del bodhisattva.

Cada dos horas de alarma de móvil, recito los votos del bodhisattva.

Ducharme a la mañana, limpiar la casa, encontrarme con alguien, cocinar, coser, leer... recito los votos del bodhisattva. 

Vamos que me paso el día recitándolos y.................. no me sienta mal, no. Me sienta bien. Llevo poco tiempo con esta práctica pero he notado que muchas veces no hablo, o no escribo o no comento. O hablo, escribo y comento. Desde luego que duermo a pierna suelta, trabajo con más eficacia, me limpio por dentro y por fuera, la comida sabe a más, la costura es más bella, la lectura.......

SHUJO MUHEN SEI GAN DO
Por numerosos que sean los seres, hago votos de salvarlos a todos.
BONNO MUJIN SEI GAN DAN
Por numerosas que sean las ilusiones, hago votos por vencerlas a todas.
HO MON MURYO SEI GAN GAKU
Por numerosos que sean los Dharmas, hago votos de obtenerlos a todos.
BUTSU DO MUJO SEI GAN JO
Por perfecta que sea la Vía del Buda, hago el voto de realizarla.
  

viernes, 30 de septiembre de 2011

Y ahora Dôgen

 
(Del libro "Dôgen, Cuerpo y Espíritu" que a ver si termino de transcribir de una vez y lo dejo aquí listo para descargar.


Por otro lado pienso yo que para preservar una Tradición hay que conocerla y estaría bien que además de zazen -imprescindible- nos dejáramos cautivar y guiar por los textos de los antiguos Patriarcas, ya que no podemos escucharlos en directo)





Shôbôgenzô



Hacia el final de su vida, Kôdô Sawaki se negaba a recibir a cualquier visitante que hubiera ingerido alcohol, puesto que los efectos de la bebida habrían emborronado su verdadero rostro y la posible entrevista para hablar de la Ley del Buda no se convertiría, entonces, más que en mera charla de sobremesa para acompañar el sake, algo que habría fatigado inútilmente al anciano maestro.

En nuestra vida cotidiana y ordinaria, la mayoría nos encontramos también bajo la influencia de todo tipo de alcoholes; podemos llamarlos deseos, pensamientos, conceptos, ilusiones, creencias o como queramos, eso no cambia nada, pues los efectos siguen siendo en todo caso los mismos. Todos estos segregados característicos del género humano difuminan el verdadero rostro de la realidad y son el origen de nuestros sufrimientos y malestares.

A partir del sufrimiento de los hombres y de su propio sufrimiento y después de una larga y dolorosa búsqueda, Shâkyamuni fundó el budismo. De esta manera fue capaz de demostrarnos que nuestra visión de la verdadera realidad era errónea, explicándonos además las causas de ese punto de vista. Al mismo tiempo nos indicó el camino del Despertar y los medios para alcanzarlo.

Y sin embargo, no resulta en absoluto sencillo liberarnos de nuestra carga de ignorancia. No basta con ir a un 
templo y escuchar la predicación de algún maestro. De nada sirve tampoco consultar las obras de las librerías especializadas. Entonces, ¿puede haber algo en común entre nuestro sufrimiento personal y la ciencia budista? Conversar sobre budismo con nuestros amigos más cultivados resulta igualmente irrelevante. Por excelentes que sean, tales medios no vienen a ser más que meros acompañamientos para el sake.

En el capítulo “Zanmai-ô zanmai”[1] del Shôbôgenzô Dôgen dice: “Es necesario que sepáis que el mundo del zazen se encuentra al margen de cualquier otro mundo. Una vez se tiene claro este principio, estaréis en condiciones de alcanzar el Despertar propio de los budas y de los patriarcas y el nirvana” ¿Acaso el mismo Shâkyamuni no se liberó de su carga de ignorancia por medio de la práctica del zazen? ¿Acaso no se convirtió en el “Despierto”[2] al amanecer del séptimo día de una larga meditación?

Dôgen nos conduce hacia el centro de la experiencia zazen, aunque para él el zazen no consiste en una técnica para lograr el Despertar, sino que más bien es el Despertar mismo. Si nuestro cuerpo practica el zazen y dejamos en el suelo nuestras pesadas cargas, estaremos en disposición de conocer el verdadero espíritu de cuanto existe.

Con tal de acceder al mundo del zazen hemos elegido dos capítulos del Shôbôgenzô. El primero, “Shinjin gakudô”[3], trata del significado del zazen precisando con claridad los objetivos de su práctica. El segundo “Raihai tokuzui”[4], nos da testimonio de la originalidad de la visión no dualista correspondiente a un espíritu que ha despertado. 


EL SHÔBÔGENZÔ 

El título Shôbôgenzô (Tesoro del Conocimiento de la verdadera Ley) proviene de cierta frase[5] legendaria pronunciada por Shâkyamuni con motivo de una asamblea celebrada en la montaña del pico de los Buitres. El buda se levantó, cogió una flor y la mostró a la comunidad. Sin pronunciar ni una sola palabra permaneció inmóvil durante largo rato. La perpleja asistencia no dejaba de preguntarse lo que de esa manera quería dar a entender. Recorriendo con su mirada inquisitiva a los allí reunidos, vio a su discípulo Mahâkâshyapa responder con una sonrisa como signo de comprensión, tras lo cual dijo: “Poseo el Tesoro del Conocimiento de la verdadera Ley, el espíritu maravilloso del nirvana y en este momento se lo entrego a Mahâkâshyapa”

Este episodio de la presentación de la flor se ha convertido en el símbolo de la tradición genealógica de la rama zen del budismo, cuya línea continúa ininterrumpidamente desde Mahâkâshyapa hasta la actualidad. A ejemplo del traspaso de poderes espirituales de Shâkyamuni a su discípulo Mahâkâshyapa, la sabiduría zen fue transmitida con posterioridad, no por medio de textos sino directamente de maestro a discípulo en virtud de eso que ha sido llamado “transmisión especial al margen de las escrituras”[6] o “transmisión de espíritu a espíritu”.[7]

Antes de su muerte, Rinzai[8], fundador de la escuela zen que lleva su nombre, pronunció la siguiente frase: “Después de mi desaparición se difundirá el saber del Tesoro del Conocimiento de la verdadera Ley”. Dôgen había recibido de su maestro Nyojô, en China, el conocimiento de la esencia de la exacta enseñanza del Buda; si él dio este título a su recopilación es porque estaba convencido de que su única misión era la de transmitir la Vía a la posteridad con tal de que ese Tesoro del Conocimiento de la verdadera Ley no desapareciera nunca.

Por lo que parece, el propio Dôgen había pensado escribir un libro de cien capítulos, pero murió en el año 1253, antes de llegar a redactarlo, siendo su discípulo Ejô (1198-1280), una vez convertido en el segundo superior de Eihei-ji, quien recogería y copiaría las notas de su maestro para realizar una recopilación compuesta de setenta y cinco capítulos.

La obra más importante de éste, que en la actualidad es considerado como el mayor pensador japonés de todos los tiempos, conocería múltiples vicisitudes. Primero ser vería marginada y más tarde olvidada durante tres siglos y medio. Limitada a la escuela Sôtô que Dôgen había fundado en Japón, iba a ser víctima de su decadencia y estancamiento. Si bien es cierto que circulaban algunas copias, transcritas en secreto y a menudo con numerosas alteraciones, su lectura no estaba permitida a todos los monjes y todavía menos a la gente ajena a su círculo.

Hacia el año 1690, el trigésimo quinto superior de Eihei-ji, Kôzen, reunió las diversas versiones manuscritas con que entonces aún se contaba y las reorganizó siguiendo un orden cronológico, editando así un Shôbôgenzô de noventa y cinco capítulos. En 1772, el gobierno shogunal prohibió su publicación en edición xilográfica. Sin embargo, a lo largo del siglo XVIII aparecieron los primeros comentaristas, y en especial Menzan Suyo (1683-1769), quien dedicaría cuarenta y cuatro años de su vida a estudiar la obra de Dôgen. La primera edición xilografiada del Shôbôgenzô sería publicada en Eihei-ji en 1806.

El poeta Ryôkan (1758-1831), monje mendicante de la escuela Sôtô, tuvo acceso a la obra de Dôgen en algún momento de sus peregrinaciones, emprendidas entre 1791 y 1794. A propósito del Shôbôgenzô escribiría: “Al estudiar las palabras de Dôgen, me doy cuenta de que el tono no tiene mucho que ver con lo que suele pensarse. No hemos sido capaces de distinguir el oro de la paja. Desde hace quinientos años el polvo lo recubre porque nadie, ningún Conocimiento, ha sido capaz de discernir la verdadera Ley. ¿A quiénes estaban dirigidas sus elocuentes palabras? Por mi parte vuelvo a los tiempos antiguos, puesto que el presente me atemoriza y mi corazón está agotado”.

En el siglo XIX, Dôgen resuena bajo el polvo del olvido y, durante el XX, en la década de los treinta, saldrá de las sombras, no ciertamente gracias a algún Conocimiento que se demostrara capaz de reconocer la verdadera Ley, sino gracias a la mediación de universitarios, filósofos y estudiosos del budismo que supieron descubrir en Dôgen a un hombre directamente salido de la Edad Media pero que hablaba de cosas que afectan a los hombres contemporáneos, que se expresaba en la lengua nacional y no en chino, como tradicionalmente se había supuesto.

De hecho, parece no haber sido reconocido más que por un estrecho círculo de eruditos durante los años anteriores a la guerra, puesto que el profesor Daisetz Suzuki, quien ha difundido el zen y el pensamiento del Extremo Oriente entre amplios públicos occidentales, ni siquiera menciona su nombre en su célebre obra Ensayos sobre budismo zen, editada en 1926.

No sería verdaderamente más que a partir de los años sesenta cuando Dôgen iba a ser descubierto por un extenso público gracias a los numerosos estudios y ediciones críticas aparecidas. Los amantes de la literatura vieron en el Shôbôgenzô una gran obra maestra en prosa del siglo XIII y los filósofos reconocieron en Dôgen a un dialéctico de primer orden. El interés por este maestro se incrementaría poco a poco, perfilándose con nitidez sus múltiples facetas a partir de los numerosos estudios y traducciones.

De hecho, sigue considerándosele a la altura de los más relevantes pensadores. Se habla de él al tratar de Aristóteles, Heidegger, Hegel, Spinoza, Nietzche, Sastre y tantos otros. Tal forma de celebridad no es, sin duda, lo que Dôgen más habría deseado, pero el estudio del Shôbôgenzô quizá conduzca a algunos a practicar el zen y a profundizar en la experiencia de zazen. Ryôkan preguntaba: “¿A quiénes estaban dirigidas sus elocuentes palabras?”. Tal vez cabría responder: “A los hombres que estén convencidos de que vale la pena escucharlas”. El pensamiento de Dôgen nos conduce más allá de los particularismos propios de las culturas, nacionalidades, épocas o sexos; por otra parte, resulta también necesario hacer el esfuerzo de acercarse a él con el fin de ser dignos de heredar su “Tesoro del Conocimiento de la verdadera Ley”. 

LA DIALÉCTICA DE DÔGEN

Alguien aconsejó una vez a Dôgen que se instalara cerca del poder si lo que quería era garantizar la prosperidad de la Ley del Buda, pero el maestro le respondió: “No, si alguien manifiesta interés por la Vía, no tiene más que atravesar las montañas y los ríos, los lagos y los mares, y venir a escuchar. Si yo llevara mis enseñanzas a aquellos que no tienen el menor deseo de estudiarlas, dudo mucho que me escucharan”.[9] Es preciso reconocer que las montañas son increíblemente altas y los ríos peligrosos si de lo que se trata es de aprehender el pensamiento de Dôgen, del cual nunca acaba de verse el fondo. Las primeras líneas del capítulo “Genjôkôan” (El kôan actualizado) ofrecen buen testimonio de ello:
“Desde el momento en que todos los fenómenos forman parte de la Ley del Buda, existe la ilusión y el satori, la práctica y la realización, la vida y la muerte, los budas y los seres sensibles. Desde el momento en que las miríadas de fenómenos son despojadas del carácter que les es propio, deja entonces de existir la ilusión y el satori, los budas y los seres sensibles, el nacimiento y la extinción. A causa fundamentalmente de que la Vía del Buda abarca tanto la multiplicidad como la carencia de la misma, existen el nacimiento y la extinción, la ilusión y el satori, los seres sensibles y los budas. De esta manera incluso las flores caen a nuestro pesar y las hierbas crecen aunque ello nos contraríe.”
Si se intentan comprender estas frases recurriendo al razonamiento deductivo normal, el esfuerzo intelectual exigido es tal que habrá que renunciar a entender antes de conseguir alcanzar la esencia de su pensamiento. Y sin embargo, las palabras clave del anterior pasaje son “desde el momento en que”. ¿De qué momento se trata? De ése precisamente en que se produce la experiencia de zazen, claro está.

Todas las escuelas budistas practican la meditación, pero para Dôgen no existe ningún tipo de técnica especial que pueda ayudar a su realización.[10] El propio zazen en sí mismo es ya realización. Ello se aclara 
en el capítulo que se conoce como “Shohô jissô” (La verdadera realidad de las cosas): 

“La realización de los budas y de los patriarcas pasa por el conocimiento absoluto de la realidad de las cosas. La realidad de las cosas es la de todos los fenómenos una vez que se sabe que todos los fenómenos son así, que su carácter es así, que su naturaleza es así, que su cuerpo es así, que su espíritu es así, que las nubes y la lluvia son así, que el hombre camina, se detiene, se sienta, se tiende así, que su tristeza, su alegría, sus emociones y su calma son así, que el shujô y el hossu[11] son así, que la flor que se regala y la sonrisa como respuesta[12] son así, que la recepción de la Ley y la espera del Despertar son así, que la práctica y el discernimiento de la Vía son así, que el canto del pino y la melodía del bambú[13] son así.”

Para volver a las cuatro primeras frases del “Genjôkôan”, cuyo grado de densidad abstracta puede desalentar a sus lectores, la práctica de zazen demuestra que la multiplicidad y la unidad no suponen la menor contradicción ni caben entenderse ciertamente como obstáculos.

Dôgen no se ciñe a una unidad de tono ni se apoya en el razonamiento deductivo, más bien se ocupa de temas concretos que expone a diferentes niveles de abstracción. Escribe sus razonamientos a medida que se le van ocurriendo, basándose en citas de los sutras o en las palabras de los patriarcas, que aclara recurriendo a ejemplos particulares. De esta manera, algunas líneas después de la introducción del “Genjôkôan” antes citado, Dôgen dice:
“Cuando alguien viaja a bordo de una barca y mira hacia la orilla, piensa siempre que ésta es la que está en movimiento. Pero, si luego se fija en la barca, se dará cuenta de que en todo caso es ella la que avanza. De la misma manera, al intentar discernir los fenómenos a partir de las confusas percepciones del cuerpo y del espíritu, podéis pensar erróneamente que la naturaleza de vuestro yo es permanente. Pero, si volvéis al interior de vosotros mismos en la intimidad de la práctica [zazen], ese principio según el cual todas las cosas están desprovistas de realidad aparecerá con claridad”.

Dôgen estudió en un medio cultural privilegiado. Su madre era hija de un alto dignatario y reputado poeta, Fujiwara no Motofusa. Desde su más temprana edad, se le dieron a conocer la poesía y los clásicos chinos, pero su relación con las letras no dejaba de contar con alguna ambigüedad: él no escribirá nunca con el fin de legar una obra literaria para la posteridad. Así, dirá en el Zuimonki:

“En nuestros día, los monjes zen pretenden elaborar versos, cultivando las letras para hablar de religión. Se trata de un error. No hay ninguna necesidad de hacer poesía con el fin de expresar lo que siente el corazón. No hay tampoco ninguna necesidad de hacer literatura con el fin de escribir al mismo tiempo sobre la doctrina. Solamente aquellos que no conocen el espíritu de la Vía pueden encontrar gusto con la mala escritura de sus textos. Sea cual sea la elegancia de su prosa o el refinamiento de su poesía, en realidad no están haciendo más que jugar con las palabras sin la menor aspiración a alcanzar jamás la verdad. Yo mismo, desde mi infancia, amo la literatura y todavía hoy me vienen a la memoria las admirables frases de los clásicos chinos. Pero, aunque a veces esté tentado de abrir el Wen-hsüan, enseguida pienso que, teniendo en cuenta que no aclaran nada, es preciso dejar definitivamente de lado tales lecturas.”[14]

A este propósito, nos previene de este modo: “Cuando uno lee los textos sagrados, va siguiendo el hilo de su escritura a fin de comprenderlos y de esta manera llega a entender su sentido. Pero sería una equivocación considerar en primer lugar la escritura y apreciar la cualidad de su estilo para, más tarde, reflexionar acerca de su sentido. Por el contrario, es preciso ignorar el aspecto literario y, ya de buen comienzo, entender lo que de verdadero nos dice el texto. Del mismo modo, cuando se escribe acerca de la doctrina, si lo que a uno le preocupa es construir frases hermosas y evitar cualquier error en la rima, acabará por perderse en su propio saber. Qué importancia tendrán las palabras y las frases cuando lo esencia es escribir cuidadosamente las argumentaciones a medida que son concebidas, sin la menor preocupación ante lo que habrá de decir la posteridad. Incluso aunque uno piense luego que están mal escritas, mientras la verdad que encierran se comprenda, se habrá obrado correctamente en beneficio de la Vía. Lo mismo ocurre en el caso de las demás ciencias”.[15]

El zen, recordando el silencio de ese Shâkyamuni que mantiene entre sus dedos una flor y la sonrisa de Mahâkâshyapa en señal de respuesta, afirma que la experiencia del Despertar escapa a cualquier tipo de formulación. Todos los maestros, de todas las épocas, no han dejado en ningún momento de prevenir contra el apego a la letra de los textos sagrados, que no son más que el dedo que señala la luna pero no la luna misma. Por otra parte, a causa de esto los maestros suelen recurrir normalmente con sumo gusto al silencio y a los gestos mudos, prefiriendo algunos incluso los gritos y los golpes a las palabras que bloquean las puertas de la liberación. Dôgen no niega la utilidad de los escritos, pero sin dejar de repetir que la realización sólo es posible gracias a la experiencia personal inmediata del zazen y que realización y práctica son una y la misma cosa. Ese dedo de Dôgen que nos muestra la luna no puede desligarse del hecho de que é también quiere hacérnosla tocar y de que para tal fin se sirve de todas las posibilidades que puede ofrecerle el lenguaje.

El Shôbôgenzô no fue escrito en chino, conforme a la costumbre de la época, sino en japonés. No cabe creer que Dôgen deseara que la obra resultara de fácil accedo a las masas: por su nivel y profundidad, su pensamiento no podía estar dirigido más que a un público privilegiado. Tampoco cabe buscar determinadas intenciones nacionalistas: durante el periodo Kamakura, a diferencia de los sabios del siglo XVIII, no existía todavía la menor relación entre lengua nacional y nacionalismo. Incluso Nichiren, que era profundamente nacionalista, escribió la mayor parte de su obra teórica en chino. Por lo demás Dôgen se muestra a menudo muy crítico con los usos y costumbres de su “pequeño país atrasado y periférico”, en comparación con la gran China de la época de los Song. Resulta evidente que su pensamiento trasciende cualquier cultura, nacionalidad o época y ello hasta tal punto que, en el Shôbôgenzô, no hará la menor alusión a ninguno de los dramáticos acontecimientos de su tiempo, caracterizado por convulsiones políticas, guerras, terremotos, hambrunas y epidemias entre otras catástrofes que asolaron el país. Si eligió el japonés fue porque esta lengua le parecía más capaz de expresar el carácter inmediato de lo real, mientras que el chino respondía mejor al pensamiento analítico.

Ese carácter inmediato de lo real es, de hecho, lo que Dôgen se propone demostrar. Ahora bien, la inmediatez de las cosas se muestra justamente inaprensible cuando la palabra pretende fijarla, puesto que entonces el presente ya se ha desvanecido. Con tal de ayudarnos a entender la “dinámica” de lo real, Dôgen se sirve con habilidad de todas las posibilidades que el japonés, gracias a su flexibilidad, podía ofrecerle, tomando del chino su riqueza de vocabulario. Así, hace uso de la lengua como si se tratara de un instrumento y, a imagen de esa realidad que se encuentra en constante proceso de creación, reinterpreta a su manera las citas extraídas de los sutras, utiliza las frases de los patriarcas chinos como si hubiera descubierto en ellas veraces fórmulas, hace añicos la sintaxis y la forma de las locuciones convencionales, divirtiéndose al mezclar los elementos que componen las palabras como en un juego de naipes. A esto cabe añadir que hace caso omiso de la composición lógica, que combina sentimientos convencionales con ideas enormemente abstractas y que transmite una vibración desconocida a las imágenes concretas, recordándonos en esto a un inspirado poeta.

En la actualidad, son numerosos los maestros que limitan el zen a la práctica de zazen, pudiendo incluirse aquí quizá también los kôans, y que rechazan textos y sutras, cultura budista y sabiduría. De hecho, consideran que para lograr el Despertar hay que ir directamente al centro de la realidad tal como ésta es y que el conocimiento no hace más que dar vueltas a su alrededor. Según ellos, el discernimiento intelectual, fuente de todos nuestros errores, resulta menos imprescindible en lo que a comprensión se refiere que esa capacidad intuitiva que le precede.
La Vía de Dôgen es global, infinitamente vasta y exigente. Implica el trabajo del ser humano en su totalidad, y eso a cada instante. Lo fundamental es la práctica de zazen, dejando de lado el cuerpo y el espíritu pero comprendiendo al mismo tiempo el espíritu de la Vía, captando sus objetivos y reconociendo lo que ésta es tanto como lo que no es, con tal de no equivocarse. Se necesita conocer igualmente el trayecto recorrido por los sabios antiguos para seguir sus pasos. No hay ni una sola página del Shôbôgenzô que no nos incite, recurriendo a una gran variedad de expresiones, a “examinar en detalle”, “estudiar”, “estudiar cuidadosamente”, “estudiar a fondo”, “verificar”, “mirar”, “comprobar en la realidad”, “aclarar”, “elucidar”, etc. Para Dôgen, la práctica y la realización no son sino una y la misma cosa, pero el cuerpo y el espíritu resultan ser igualmente indisociables.

[1] “El samâdhi rey de los samâdhis”
[2] Buda, de la raíz budh-, significa en sánscrito “comprender”. Buda es aquel que ha alcanzado el conocimiento perfecto al salir de la ignorancia.
[3] “El estudio de la Vía por medio del cuerpo y del espíritu”
[4] Literalmente “prosternarse y llegar al tuétano”. Este título hace alusión a cierta anécdota relacionada con la designación del sucesor de Bodhidharma (véase el texto introductoria al cap. 4, pág. 71)
[5] Esta frase está relacionada con un sutra chino, Daibtennô.monbutsu.kestsugi.kyô (El sutra de las preguntas al Buda del rey Mahâbrahman y la consiguiente aclaración de las dudas), que no se incluye en el Daizôkyô (colección competa de los sutras budistas). Se supone que fue escrito en China. Dôgen dedica uno de los capítulos del Shôbôgenzô, “Udonge” (La flor de Udumbara), a la explicación del símbolo de la flor.
[6] En japonés, kyôge betsuden
[7] En japonés ishin denshin
[8] En chino Linji (¿-867) (véase Paul Demiéville, Entretiens de Lin-tsi, Fayard, 1972)
[9] Zuimonki II, 7 (véase el texto introductoria al cap. 2, pág.39)
[10] Podrían utilizarse otros términos, como Despertar, certificación, testimonio, satori, pero ninguno de ellos acaba de resultar del todo satisfactorio puesto que, desde el momento en que se emplea una palabra, se crea un concepto para intentar ir al encuentro de aquello que se quiere expresar.
[11] Shujô: bastón de peregrino característico de los monjes. Hossu: especie de sacudidor, de cazamoscas, cuyos orígenes se remontan a aquellas escobillas que los monjes budistas errantes de la India portaban consigo con el fin de apartar de su camino a algún insecto que pudieran aplastar y que estaban compuestas por un mango de madera bastante corto sobre el cual se fijaba una cola de caballo o de yak. (En los monasterios zen chinos, solamente los maestros tenían derecho a utilizar el hossu; con el tiempo, éste se convertiría en símbolo de la transmisión del maestro a su sucesor).
[12] Alusión al episodio de la transmisión de Shâkyamuni a Mahâkâshyapa.
[13] Ejemplo de juego de transposición de caracteres chinos, frecuente en Dôgen para desesperación de traductores. Aquí A-B, C-D deviene A-C, B-D. Esto tiene por resultado sugerir la música (el canto del viento entre los pinos y los instrumentos de música de bambú) y al mismo tiempo la fuerza del alma y la estatura moral (al juntarse dos caracteres separados CD, la D pasa a significar también melodía); por otra parte, el pino es símbolo de longevidad, de constancia, de fidelidad. Esta técnica permite a Dôgen dinamizar las palabras y “licuificar” los conceptos prefijados. Esto le convierte en una suerte de alquimista del lenguaje que, por medio de las palabras, recrea el incesante movimiento de lo real, que se metamorfosea a cada momento.
[14] Zuimonki, II, 8.
[15] Zuimonki, II, 11.
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