Si la inconmensurable realidad no te entra en la cabeza, mi sugerencia es que aprendas a ensanchar tu cabeza, porque la realidad no va a encoger. Tu reto más importante es la ampliación de tu conciencia.
La humildad se aleja tanto de la vanidad o el narcisismo de quien se siente y muestra altanero, como de la hipocresía o el apocamiento de quien elude el reconocimiento natural, no pretencioso y explícito, de sus demostradas capacidades.