miércoles, 24 de agosto de 2011

El dojo de los pingüinos

 
No sé por qué así suelo sentirme en las sesshines y también en el dojo:

Siguiendo a los mayores. Ellos tan imponentes, vestidos con un manto de sabiduría inmensa. Yo pequeña... 
... divertida y patosa.
Echando una mano torpe a mis iguales.
Aprendiendo a vivir y descubriendo el mundo.
 


Cortesía de Jurozu
 

3 comentarios :

  1. TERNURA (por las imágenes) y NOSTALGIA (por la música).

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  2. la verdad, no se porque te causa ese sentimiento de ser "tan pequeñita" a mi no me lo pareces, en cambio yo que soy de kimono, kolomo y Kesa me parece que me paso el dia pisando charcos.

    Toni

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  3. Pues... no sé. Es que cuando os cubrís con el Kesa, de pronto el humano que hay debajo se endereza y se vuelve enorme y dulce y bellísimo, seguro, acogedor. Como que investidos con el Kesa se conocen todas las preguntas-respuestas. El mundo entero vuelve a ser un hogar.

    Y he tenido más de una vez la sensación deliciosa de ser como el pingüinito ése que se sube a los pies del grande. Y el grande lo lleva. Y los dos juntos pisan charcos (eso me encanta) y chapotean.

    Y más: la congregación de Kesas en el jardín después de un zazen...

    bss, Comando

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