lunes, 29 de junio de 2015

Manual de Vida de Epicteto

 

Porque el estoicismo -y Epicteto era estoico- no se diferencia mucho del zen. Más bien nada. Y es como si dijéramos "de perogrullo" pero, a la vez, nos recuerda cosas que olvidamos recordar.

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9 comentarios :

  1. Gracias, Ane. Ya me lo he bajado.

    Un abrazo muy grande.

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  2. Antes de conocer el zen, Epicteto ya era uno de mis filósofos de referencia. Y en efecto podemos encontrar numerosos paralelismos aparentes entre ambas doctrinas en algunas expresiones. Sin embargo, no solo Epicteto, sino en general la filosofía occidental no lograron saciar una sed más profunda que había en mí y que entonces desconocía... pues se situaba más allá de adonde las palabras pueden llegar. Hay algo que a la filosofía occidental le falta: una práctica simple y clara que posibilité saltar más allá de las ideas y apacigue esa sed.

    Espero que estés disfrutando de este verano, Ane, y que el calor se esté comportando un poco mejor allí donde estés que aquí. Un abrazo.

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    1. "Hay algo que a la filosofía occidental le falta: una práctica simple y clara que posibilite saltar más allá de las ideas y apacigue esa sed."

      Sin duda existía, Roberto, pero ésta se fue perdiendo, quedando recluída a monasterios o a personas de espíritu solitario pero con un corazón lleno de confianza. Yo siempre digo que, mutatis mutandi, Sócrates es nuestro Buddha y Aristóteles nuestro Confucio, y a partir de un largo proceso espontáneo de estructuración social en el que intervenien el paso de la transmisión oral a la escrita, el triunfo de los valores inherentes al comercio primero en Fenicia y luego en Grecia hicieron que, con los siglos, la razón ocupara un lugar que no le correspondía, que se la sobredimensionase, poniéndola en un altar que antes estaba "vacío"...llegando hasta la situación actual conocida por todos.

      Un abrazo

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  3. Precisamente ayer releía a otro filósofo occidental, a Witgenstein, y este era plenamente consciente de esta limitación. Tal vez por ello, tras escribir y publicar el Tractatus, en vez de emprender una carrera académica, optó por contratarse como ayudante de jardinero en un convento, y después como maestro de primaria en perdidas aldeas de montañas. Si bien lo más cerca que se acercó a la vida monacal fue hasta el jardín, optó por una especie de misticismo laico, por la desaparición de las solicitaciones mundanas y por el silencio interior.

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  4. Qué bien me caes, Roberto, la verdad :))

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  5. A mi también! Sobre todo cuando no está repartiendo títulos sobre la seriedad y el compromiso de los demás :P

    Quitando eso es una de mis personas favoritas!

    Un abrazo

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    1. Afortunadamente existen virtuosos bodhistavas dispuestos a seguirme por la nube, en el presente y hasta en el pasado, para recordarme mis grandes defectos, incluso aunque no venga a cuento. _/|\_

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    2. XD

      Sin duda la totalidad de las cosas se desarrolla siempre para nuestro asombro.

      Un abrazo

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  6. jajajajajaja!!!!

    Geniales intercambios!!

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