sábado, 13 de junio de 2015

Estructura y libertad



De vez en cuando, por ejemplo cuando las cosas se me ponen cuesta arriba, me da por fantasear que si me dejaran ser la fray escoba de un templo, sería feliz. Me encanta fregar y barrer, tender y planchar. A la comida le tengo más alergia, así que nada de hacer de tenzo. En el caso de que “me tocara” haría cocido tras cocido hasta aburrir a todo el mundo y conseguir que me dejaran por imposible y me relegaran a lo que de verdad hago bien: limpiar...

... fantaseo y fantaseo hasta que caigo en la cuenta de que pudiera ser que fuera posible hacer de mi casa un templo. O de mi vida una vida con ritmo y sabor templarios. Claro que tendría que poner al orden a los que conviven conmigo. Tampoco debería resultarme muy difícil puesto que uno de ellos es monje pero no es verdad, algo falla. Y pensando, pensando (entretenimiento al que me abandono muchas horas al día) voy perfilando algunas cuestiones.

Lo bueno de un templo es que hay normas bien claritas. Se sabe lo que se puede y lo que no se puede hacer, cuándo, quién y cómo. Lo que se dice una estructura aceptada e incorporada. Esto es curioso en el caso del zen que en apariencia empuja a la ausencia de estructura. O más bien habría que decir que utiliza la estructura como base y trampolín para acceder al mundo de lo totalmente desestructurado, caótico, anárquico... aparentemente. Debe ser que para el asalto a lo más grande se necesita apoyar los pies en la gran tierra y la cabeza en el gran cielo.

Ya he dicho alguna vez que trabajo en una unidad de psiquiatría infanto-juvenil. Llegan desordenados, según yo, a todos los niveles. Es que ni la higiene la llevan ordenada. Y de pronto allí, no les queda otra que acogerse a horarios, normas y tareas. Los primeros días se los pasan de queja en queja, de protesta en protesta y reclamando su libertad (¿) en todas las formas que se les ocurre sin obtener más resultado que la respuesta habitual: “Aquí las cosas se hacen así”. Terminan cediendo, claro. Y hay un momento mágico que suena como un click brillante, en el que se acogen a las normas y empiezan a relajarse, siguen el ritmo, encuentran el ritmo, y la mayor parte de sus penas y pesares se desvanecen por el abandono. Ahí encuentran, aunque ni lo sepan, el espacio infinito. Lo cual no quita para que pregunten, cuestionen, inventen y propongan, se rebelen, den la lata, molesten, y mejoren, el universo entero.

Por muy pequeños que sean no dejo de preguntarme si tal vez a nosotros los grandes adultos con toda nuestra experiencia de vida vivida a medias más que a enteras, no nos hace falta algo de eso: estructura y referencia para desestructurar y desreferenciar. Y vuelta y otra vez a empezar.


16 comentarios :

  1. Quizás si anne, pero ahora no es el momento. Ya no hay tiempo para aprender a ser libre.



    ResponderEliminar
  2. Pues tiene que haberlo. En caso contrario, tiene que haberlo. Y si no fuera así, tendrá que haberlo.

    Generalmente no soy muy tozuda, abandono pronto. Pero hay cosas en las que, aunque sea sin querer, me pongo terca como una mula: tiene que haberlo :)

    ResponderEliminar
  3. Lo que nos llega justo a tiempo, como decías de mi post, Ane (arbolzen), también tu entrada llega a mi en un momento donde voy necesitando salir del claustro autoimpuesto. De salir de una práctica muchas veces demasiado solitaria que, aunque cueste admitirlo, se vuelve menos sociable y compasiva cuando nos encerramos por demás en nosotros mismo y entonces surge la necesidad que pide el cuerpo de salir, como decía, para llevar el dojo a cada lugar y momento de la vida. Aprendiendo a incorporar a cada ser viviente a nuestra sangha aunque no tengan porque saberlo y menos aún, conocer este término.
    Da lo mismo a qué nos dediquemos si al hacerlo hay corazón, compasión, sinceridad y alegría.
    Entiendo por propia experiencia la necesidad de no pegarse a lo mundano negativo pero, no es acaso esta actitud, al menos por momentos, una manera de no querer/poder reconocer nuestra propia negatividad? Preguntas, sólo preguntas, musguito. Preguntas como motores para encontrar el justo medio tanto en compañía de nuestros compañeros de práctica como del resto de los mortales porque, después de todo, si todo es zen,o sea, no hay nada que deba ser hecho, no es posible comprobarlo haciendo discriminaciones para quedarnos en lo cómodo y calentito del dojo y suponer que ello alcanza para comprendernos pues, la comprensión también viene de la mano de la convivencia con los demás.
    Por último, amiga, poder encontrar el equilibrio y la calma (estructuras fuertes y flexibles) y llevarlo a donde sea que vallamos o estemos, creo, es el gran desafío en beneficio propio y en el de los demás.

    Gassho por tu compañía y afecto.

    ResponderEliminar
  4. Y me alegra saber que somos legión quienes aceptamos el gran desafío que dices, cada uno como le parezca mejor. Es una debilidad que no me da la gana de eliminar.

    Que luego nos saldrá como nos salga pero eso es lo de menos, empiezo a creer.

    Un beso grande, Claudio.

    ResponderEliminar
  5. Acerca de estructura:
    Como ya hemos hablado en alguna ocasión desde que conocí el zen deje de buscar, por fin encontré que desde la nada se construye a nadie, que el agua va a fluir por su lugar natural , ajena a la voluntad del ser humano, que las cosas son porque son, y de que hay una estructura natural dictada por el universo.
    Los hijos crecen, caminamos medrando hacia la inevitable enfermedad, con sonrisas y lágrimas ( do re mi do mi do mi ......), anhelando un concepto de felicidad imposible, conociendo por el camino los mejores maestros.
    Tenemos la capacidad de darnos cuenta de que entrar en el nuevo día es entrar por primera vez en ese dojo, con las reglas y normas dictadas, con la capacidad de enfocar la consciencia en el momento ,respiración a respiración, no podemos elegir el discurrir de las horas, , pero si podemos fundirnos con lo normal, con lo que esta en presencia, esa es la estructura natural, la que toca, como en zazen si rigidez, es la única forma que encuentro de combatir las ordas del ego, dejándome ser dentro del momento, siempre en la dirección de nuestra misión vital, tal Frodo Bolsón , llegando al monte del destino y dejando caer en el fuego eterno su más preciado tesoro.
    Ya esta todo vivido, y todo creado, disponemos de esa estructura, pues entonces fluyamos dentro de ella.

    Gracias Ane por ser la capitana general del ejercito de soñadores y creadores, gracias por ayudarnos paso a paso a abrir los ojos y enseñarnos a ver. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquílacapitanaquenimandanadanienseñanadaporqueelque mandaesotroyademásporquesehadadocuentadequeenrealidadesmástontadeloqueparecíaasimplevistaqueyaerabastantedice que........... hale, me has dejado sin palabritas y que un beso bien grande

      Eliminar
  6. M A M Á

    Con cada una de sus letras, ARIAL BLACK "1500metrocinco"
    ;-)

    ResponderEliminar
  7. Creo que das totalmente en el clavo :)

    La razón de un entorno en el que no debas "pensar", "decidir", querer/rechazar lo que debes o no debes hacer facilita el abandono...

    Pero entonces el reto ocurre cuando se deja ese entorno controlado en el que es fácil abandonarse...

    De ahí la razón y el inconveniente de los sesshin... te permiten intuir ese abandono pero te reinsertan en un entorno complejo demasiado pronto o al menos de forma demasiado retadora, con lo cual es fácil volver a la situación pre-sesshin rápidamente.

    Es un poco como hacer régimen, ¿Es útil? sí, para ponerte donde debes estaar (en peso) pero improductivo si además no cambias tus pautas alimentarias de forma indefinida... pues volverás a engordar e irás siempre de régimen en régimen...

    Un arbrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que tienes razón, tal vez por la poderosa razón de que pienso como tú! :))))

      Y me pasa muchas veces cuando leo las entradas de tu blog (https://petitcalfred.wordpress.com/) aunque no lo digo porque wordpress me tiene manía :(

      Un buen abrazo

      Eliminar
    2. Jaja, ¿qué quieres decir? ¿no te deja poner comentarios?

      Un abrazo

      Eliminar
  8. No señor, no me deja en ningún blog de wordpress.
    Es una pelea que tenemos mi cuenta del susodicho y yo.
    Voy perdiendo :(

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es raro porque en mi blog deberías poder poner comentarios incluso sin cuenta en lugar alguno... ni google, ni wordpress ni nada... no lo tengo limitado... :(

      Eliminar
  9. "... fantaseo y fantaseo hasta que caigo en la cuenta de que pudiera ser que fuera posible hacer de mi casa un templo."

    Bueno, yo me contentaría con hacer de mi mente un templo. La casa, las cosas, ya están bien como están y cada vez deseo menos pelarme con ellas para, total, perder la batalla... pues al final todas las batallas están perdidas.

    Como dice un amigo mío, contentémosnos con ser simples lombrices y fertilizar el trozo de tierra que no es dado. Haciendo eso ya estamos fertilizando el universo entero... suena simple, y lo es, pero fácil, fácil, fácil... no tanto.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. ¡Preciosa entrada Ane! Realmente una gran paradoja: seguir un orden estricto para poder acceder a lo desordenado. Debe haber una explicación científica ¿no?

    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
  11. Puro Wu Wei

    Saber fluir entre las estructuras sociales, sean las que sean las que traigan los tiempos, como se fluye viendo pasar los pensamientos en zazen.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...