La mayoría de las personas que me rodean son alguna de estas cosas: médicos, terapeutas, psicólog@s, psiquiatras, monjes y maestros, cabalistas, sacerdotes, bruj@s, chamanes y hechicer@s, dedicados todos a alguna de las nobles artes conocidas del enmendar, armonizar, equilibrar y corregir
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-YJMp6onqhmZcXwYz75Jv_Y32P-gHBMpyZnN6KSaof2BLiN59tYgYe-pZfgp7AHU2OHlyeWhPfkOEwZmwwpiVtJMb7QVWFi5NgGvw8BRUO5aGVomV5dnR36C35vehFBPP3nkmneIBkfCl/s1600/galeno.jpg)
Sea como sea, en algún momento todos ellos (todos nosotros) vamos a tener que plantearnos que
el buen médico es también filósofo (click para empezar con la reflexión)